A todos los caballos de la historia - Carlos Pinazo Calatrava

ADDAREVISTA 33

Este es un análisis crítico del comportamiento del hombre respecto a una de las especies (hay otras muchas) maltratadas por el hombre: el caballo. Y no me refiero sólo al caballo en concreto, sino a todos los équidos: muías, asnos, burros, etc. Hace tiempo que quería romper una lanza a favor de estos animales. Pero ha sido, a propósito de ver algunas películas «de romanos» y de la Edad Media, cuando he visto la crueldad del hombre hacia estos seres que le han servido y acompañado a través de toda la Historia de la Humanidad.

No se entiende el progreso de la Humanidad sin el concurso de esta especie, que hemos utilizado como animal de carga, como medio de transporte, como auxiliar en nuestros trabajos diarios, etc. En la Historia se han contado las batallas por el número de personas muertas en cada una de ellas. Pero... ¿ pensó alguien, alguna vez, en el número de caballos muertos o heridos después de cada batalla? Si el hombre emprendía luchas contra su adversario era por conquistar tierras, o por arrebatar bienes, o por quedarse con personas como rehenes, o por demostrar su poderío sobre su oponente. ¿Qué ganaba el caballo en todo esto? La muerte y el sufrimiento.

Debido a la creencia, basada en un texto bíblico (el Génesis), de que el hombre puede «dominar» a los seres inferiores a él y disponer a su antojo de su vida, ha llegado a esclavizar a todos los que se oponían a su voluntad despótica: raza negra (esclavitud), inferioridad de la mujer, razas inferiores (Hitler y judíos) y, por supuesto, LOS ANIMALES.

Actualmente, los defensores de los animales no admiten que el «especismo» sea un motivo justo para hacer sufrir a otro ser vivo o quitarle la vida. De ahí que surja un vegetarianismo radical que se basa en el principio de la no-violencia aplicado al mundo animal. Vuelvo a los miles, a los millones de caballos muertos en los campos de batalla a lo largo de la Historia. Las personas heridas eran retiradas del campo de batalla y curadas más o menos bien. Pero, ¿quién curaba a los caballos alanceados moribundos, a los que tenían las piernas rotas? ¿Cuánto tiempo duraba su agonía?... ¿Días, horas? ¿Intentaba alguien acortar su sufrimiento?

Es atroz el comportamiento de los hombres hacia esos seres que todo lo dan para saciar la avidez y el deseo de poseer de sus «dueños». ¿A qué se debe la falta de piedad del hombre hacia este ser tan noble? Aunque el campo de batalla sea el que mayor número de animales ha sacrificado, existen también otros campos en los que, actualmente, el hombre desprecia la vida y sufrimiento de estos seres:

  • Los caballos en las plazas de toros, reventados por los cuernos de su oponente.
  • Los torneos en los que se utiliza al caballo como montura, donde sufre la acometida del adversario de su dueño.
  • Los ahogados en los ríos por cargar a su dueño.
  • Los utilizados en travesías de desiertos ardientes o continentes helados, expuestos a los rigores del clima.
  • Los caballos del «Oeste Americano», con ese agobiante trato al animal.
  • Los empleados en las carreras de caballos actuales, sufriendo un maltrato que se intenta ocultar a los espectadores.

Hago una sugerencia: un monumento al caballo desconocido, como compensación y reconocimiento a tanta crueldad practicada con él. (Carlos Pinazo Calatrava. Valencia.  solidario@ono.com)


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