Austria y la caza controlada

ADDAREVISTA 54

Viena da la espalda a la caza

Carolina Gaggershauser

Viena (Austria) apuesta por una actividad cinegética en la que prima el respeto ecológico y que incluye leyes de protección animal. Se acabaron las cacerías para divertir a la alta sociedad y a los nuevos ricos en el Lainzer Tiergarten. Esta área está formada por 1945 hectáreas de bosques que pertenecen al municipio de Viena y abarca un total de alrededor de veinticinco kilómetros cuadrados.

Esta área boscosa fue desde el siglo XVIII un coto de caza imperial, rodeado por un muro, para la nobleza austriaca y sus invitados, donde se criaban miles de ungulados silvestres para que la abundante aristocracia austriaca pudiera satisfacer sus ansias de pegar tiros. El paradigma de ello fue el archiduque de Austria, Francisco-Fernando, que se vanagloriaba de haber matado más de trescientos mil animales durante su vida, entre ellos más de cinco mil ciervos. Cuando le asesinaron en 1914 en Sarajevo, tenía cincuenta y un años. En el supuesto de que al archiduque le instruyeran en la caza deportiva desde los diez años, este hombre pudo haber estado cuarenta y un años matando animales silvestres. Por cada año de su vida mató a 7317 ejemplares, es decir, 609 por mes: jabalíes, gamos, ciervos, muflones, corzos, rebecos, cabras montesas, lobos, zorros, tejones, osos y más de un animal perteneciente a especies exóticas.

Hasta finales de 2016 se seguían llevando a cabo dichas cacerías, pero ya no solo entre la aristocracia y los nuevos ricos, también participaban los líderes del mundo empresarial y político. Cada año se ha abatido a tres tercios de la población de ungulados silvestres de estos bosques vieneses (cerca de mil cuatrocientos animales).

Austriacos contra la caza de animales

A los vieneses se les acabó la paciencia al ver las imágenes espeluznantes de las especies abatidas en las cacerías. Apoyados por varias organizaciones de protección animal y de la fauna silvestre de toda Austria, se manifestaron en contra de estas matanzas sin sentido por el puro disfrute de poder matar.

Estas cacerías conllevaron un inmenso sufrimiento animal, porque muchos escaparon heridos y murieron tras largas y agónicas horas o días en algún escondite. Asimismo, los controles en la carne de caza evidenciaron que un 40 % de los animales abatidos tuvieron un tormento terrible después del primer impacto de bala. También se encontraron crías de ungulados deambulando desorientados y asustados por el Tiergartenque habían quedado huérfanos después de las cacerías.

 

Fin de las cacerías en Viena

El fin de las cacerías llegó este año 2017. A ningún cazador deportivo se le permite la entrada al Tiergarten.Solo los agentes forestales pueden intervenir en casos excepcionales (animal enfermo o herido, reproducción excesiva o más de un 10 % de los pastizales erosionados y falta de regeneración de la masa arbórea).

Por otro lado, también se ha prohibido alimentar de manera artificial a los animales durante la época de invierno para que prime la selección natural. Asimismo, se ha tenido en cuenta la administración de anticonceptivos con inyecciones a través de cerbatanas para controlar gamos y muflones.

 

Caza trofeo permitida bajo supervisión

La caza de trofeo se seguirá permitiendo, aunque solo bajo la supervisión de un técnico. Pero dado que ya no se alimentará a los ungulados de manera artificial, esta forma de caza también desaparecerá poco a poco. La razón es que cuando al alimento artificial se añaden suplementos alimenticios, se consiguen ciervos macho con mejores cornamentas, y en verracos de gran tamaño, mejores colmillos. Pero sin estos suplementos dietéticos, ya no habrá ejemplares con trofeos espectaculares y este tipo de caza perderá interés.

 

Control del exceso de población de ungulados

En la actualidad, reducir la población de ungulados silvestres es necesaria, debido a que los animales alteran su propio hábitat, que no soporta los más de mil jabalíes, trescientos ciervos, setecientos muflones y una cantidad ingente de corzos y gamos, diez veces más de lo que esta área es capaz de soportar.

No obstante, solo se sacrificarán jabalíes y corzos con el fin de reducir su número, hasta alcanzar una población sostenible, que, en el caso de los jabalíes, será de entre doscientos y trescientos ejemplares. El resto de los ungulados se regulará por sí mismo. Salvo en el caso de los muflones y gamos, con los que se llevará a cabo un programa de anticoncepción. Una vez logradas unas poblaciones sostenibles, solo se realizará una selección cuando sea absolutamente necesario.

Con la disminución de las poblaciones se quiere conseguir una recuperación de las superficies erosionadas en el Tiergarten (hierbas, arbustos y árboles) para que vuelvan las especies de flora y fauna autóctonas desplazadas por los animales silvestres cebados, solo con el fin de abatirlos.

Puentes verdes para lograr la biodiversidad en Viena

El proyecto prevé también puentes verdes para unir así el Lainzer Tiergarten con el Wiener Wald (bosque de Viena) para favorecer el intercambio de la vida silvestre en ambas áreas. Para lograrlo, representantes con competencias en este tema de la ciudad de Viena, la oficina de silvicultura y el VGT se reunirán cada seis meses y evaluarán la situación del Lainzer Tiergarten.

Las poblaciones silvestres se regulan solas sin la intervención humana, tanto si se trata de un área silvestre como urbana. La caza deportiva solo sirve para la creación y la conservación de un sistema biológico deseado por el hombre. Este hecho repercute de manera negativa sobre la biodiversidad y desde el punto de vista ecológico no es natural y mucho menos necesario.

La población de algunas especies muy adaptables, como la de los zorros y los jabalíes, es imposible de regular con la caza intensiva. De hecho, es totalmente contraproducente, dado que conduce a un aumento de reproducción y a un inicio precoz en la pubertad de estos animales. Así pues hay que cuestionar algunos de los criterios técnicos cinegéticos que se aplican desde hace años, como la matanza de zorros y lobos, o si son los cazadores deportivos quienes deben regular las poblaciones silvestres.

 

Consideraciones éticas sobre la caza de animales

Matar animales que sienten y padecen de manera deliberada es cuestionado desde un punto de vista ético en una sociedad moderna. Para que se acepte el hecho de tener que matar un animal (sea doméstico o silvestre) debe haber una causa justificada, como la obtención de alimento.

Abatir para satisfacer el placer de poder matar o para conseguir un trofeo no son justificaciones. Desde el punto de vista moral, se trata de una práctica que se rechaza en las sociedades modernas, lo que ha mermado la reputación de los cazadores deportivos. Una gestión aceptable de la fauna silvestre debe adaptarse al cambio social y reconocer los conocimientos científicos sobre las capacidades sociales y cognitivas de los animales.

Viena ha seguido el camino del cantón de Ginebra, que dio este paso hace cuarenta y dos años con un éxito rotundo: dar la espalda a la caza deportiva, lo que conllevó un aumento espectacular en la biodiversidad de la zona.

También los cantones de Zúrich y de Berna empiezan a cambiar su gestión de la fauna silvestre con una orientación hacia aspectos ecológicos, lo que excluye la caza con fines deportivos. Tanto en Francia como en Alemania, Austria y Suiza se están formando colectivos de cazadores ecológicos que, en lugar de salir al monte a matar animales, se preocupan por recuperar y conservar la fauna y flora de la zona.

Ong ADDA -Junio 2017


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