París 2015. Resultados de la cumbre, COP21.

ADDAREVISTA 51

Al cierre. Redacción.- El 29 de noviembre de 2015, se inauguraba en París la cumbre sobre el cambio climático en su 21.ª edición, con 195 países inscritos y cincuenta jefes de estado. Cabe presumir que jamás se ha logrado reunir para un tema tan concreto tal florida representación global.

La primera intervención de la representante de las Naciones Unidas ya pedía un destino claro con metas para responder a las demandas de los expertos y la urgencia ante lo que se avecinaba. Entre humanos la solución es difícil. Cada país tiene sus intereses y posibilidades; las multinacionales, superando a veces a los Estados, imponen sus preferencias económicas y la mayoría de ellas son insensibles a posibles desastres naturales.

Presentarse en París suponía haber preparado sus propuestas antes del primero de octubre 2015 con unas perspectivas para los años 2025 y 2030. Muchos de ellos no lo habían hecho a la espera de ver lo que ocurría. Otros como Cuba, Venezuela o Nicaragua no lo hicieron argumentando «razones ideológicas» para que quienes más reduzcan sus emisiones (efecto invernadero) sean los que más están polucionando.

La ONU introduce la palabra «diferenciación» para establecer quién hace más de más, o sea, quién reduce más y más pronto, como ya se expresaba en la cumbre de Kyoto. Pregona un todo para todos, en el significado de reducción de emisiones para todos, a pesar de que no tiene capacidad para obligarlos.

En donde parece que existe mayor capacidad de acuerdo es en el inicio de un trabajo colectivo, incrementando lo acordado para que sea más ambicioso, estando China de acuerdo con esta tesitura, quien, paradójicamente, estaba sufriendo en su capital una situación extrema de polución que le ha obligado a tomar medidas resolutivas. Se empieza con ello un «sálvese quien pueda»: buena voluntad, pero sin requisitos específicos, incluidos los Estados Unidos con un senado hostil.

Países como China e India, emergentes ambos, rechazan cualquier intromisión interna de cómo tratar la disminución de sus emisiones, reclamando ayudas económicas. Dado que la solución final debe darse por consenso, la negociación es más que difícil. La humanidad capaz de grandes y sangrientas hecatombes por intereses y posiciones materialistas no va a plegarse a un razonamiento, lógico y mesurado, para la continuidad de un clima más pacífico y soportable para toda la especie humana y animal.

Acuerdo de París, victoria pírrica

Llegada la hora de la verdad, aparecieron los fantasmas de las economías globales que se verían afectadas, y que con su presión lograron aguar en parte los acuerdos. Es encomiable, no obstante, la actuación del gobierno francés, anfitrión de la cumbre, en querer salvar en lo posible, algo que parecía insalvable. Falta aún más tiempo para que la naturaleza imponga sus efectos mucho más dramáticos y que este tema, que es global, empuje hacia un movimiento mundial de salvación del planeta. Quizás… cuando ya sea demasiado tarde.

EFE Verde resume en diez puntos los acuerdos alcanzados:

 

 

  1. Temperatura que no supere en más de dos grados la temperatura global considerada a partir de la era preindustrial.
  2. Acuerdo vinculante, pero no la decisión de reducción de cada país. El mecanismo de revisión de los compromisos sí que lo será.
  3. Los compromisos de 195 de entre 197 países de reducción de emisiones entrarán en vigor en el año 2020; se revisarán al alza cada cinco años y continuará la compraventa de emisiones.
  4. Al alza la revisión de compromisos cada cinco años.
  5.  Mecanismo transparente en el seguimiento de las emisiones, pero sin sanciones.
  6. Para la mitad de este siglo, los países se comprometen en cuanto a gases: absorbido por emitido.
  7. 100.000 millones de dólares anuales a partir del año 2020 de los países ricos para apoyar la mitigación. Y revisar al alza la cifra en 2025.
  8. Puesta en marcha de un mecanismo de pérdidas y daños relativos a los efectos más adversos, sin cuantificar ninguna cantidad.
  9. Se fija la fecha 22 de abril del próximo año 2016 en la sede de la ONU en Nueva York para la adopción oficial de los acuerdos.
  10. El tratado entrará en vigor cuando lo hayan ratificado, al menos, cincuenta y cinco de las partes que sumen el 55 % de las emisiones globales.

 

Ong ADDA -Diciembre 2015


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