El declive de la experimentación en animales - Chris Fisher

ADDAREVISTA 16

En los últimos 25 años se observa un esperanzador declive de la experimentación con animales. Chris Fisher considera las posibles razones de este hecho y su importancia. También se pregunta si se podría haber ido más allá y qué se debería hacer para que la actual tendencia pueda ser sostenida y aumentada en Europa. La conclusión que extrae es que se necesita una política activa y consciente que no sea un simple producto de las circunstancias. Pero todo ello necesita de una estrategia clara y recursos adecuados para su implementación efectiva.

En los últimos años ha habido una reducción significativa en el número de experimentos con animales realizados anualmente en el Reino Unido. El estudio de los datos aportados por este país permite hacer un análisis de la tendencia actual. Hay pocos países que dispongan de información estadística similar, aunque parece razonable suponer que el declive observado en este país se refleja en algún grado en la mayoría de los países industrializados más importantes. Sería tentador deducir que la presión pública, combinada con la creación y éxito de organizaciones dedicadas específicamente a las alternativas científicas, han sido las principales razones de este progreso. La emergencia del movimiento de los derechos de los animales y el resurgimiento del interés por la antivivisección a mediados de los años 70, pueden ser citados como factores claves del cambio de rumbo de la experimentación con animales. Sin embargo, aunque es cierto que la presión constante de las campañas de estos grupos ha contribuido en buena medida a este descenso, sugerir que ésta es la única razón sería y simplista y que hay poco creíble (como lo sería argumentar que lo ocurrido hubiera sucedido de todos modos, sin la necesidad de protestas o presión científicas).

El deseo de desarrollar métodos científicos nuevos y más efectivos y el coste económico de los experimentos con animales, son dos de las razones que podrían explicar en cierta medida la reducción en la experimentación con animales, aunque otros factores económicos, como la recesión, podrían haber contribuido de manera transitoria. La legislación también puede llevar directa o indirectamente al aumento o la disminución en la experimentación con animales. A pesar que estos diferentes factores han influido en el descenso de la experimentación con animales a lo largo de los últimos 25 años, no se trata de elementos de una política claramente definida.

PLANIFICACIÓN

No es suficiente simplemente con reconocer el objetivo. No se puede simplemente desear el fin de la experimentación animal. Solamente se acabará con ella si existe el esfuerzo y el compromiso suficiente para realizar el cambio y hacerlo en el menor tiempo posible. En definitiva, no podemos a estar totalmente satisfechos con lo que se ha conseguido desde 1970, porque está claro que se podía haber conseguido más. So se acepta que la erradicación total de la experimentación con animales es la meta final, las cifras recientes de declive deben ser mantenidas y, si es posible, disminuidas en el futuro. Las actuales prácticas no garantizan esos objetivos, particularmente después de tomar en consideración factores nuevos como el uso de animales transgénicos, nuevas amenaza para la salud humana como el sida, que ha provocado un crecimiento en la experimentación con primates, y el aumento de la preocupación de la opinión pública respecto a otras cuestiones, como los daños medioambientales.

Activistas, legisladores, políticos, e investigadores de un lado y de otro deberían examinar las cifras del descenso disponibles y compararlas con sus propias expectativas. ¿Podemos esperar, siendo realistas, que el porcentaje de descenso continúe automáticamente? En caso afirmativo, ¿puede satisfacernos que no se obtenga más rápido? En caso negativo, ¿qué se puede hacer para asegurarse de que a tendencia actual de descenso no disminuirá o, peor, se revertirá?

POLÍTICA ACTUAL Y LEGISLACIÓN

El año 1986 fue muy importante en el campo de la investigación con animales. En el espacio de 12 meses fuimos testigos de la adopción del Acuerdo del Consejo de Europa para la Protección de Animal Vertebrados Utilizados con Fines Experimentales y otros Fines Científicos y de la aprobación de la Directiva Europea 86/609/CEE sobre la armonización de las leyes. Regulaciones y provisiones administrativas de los Estado Miembros respecto a la Protección de Animales Utilizados para Experimentación y otros Fines Científicos. Su objetivo era reducir la experimentación a un mínimo. En ella se estipula que el sufrimiento, las angustia o los daños perdurables no deben infligirse “innecesariamente” y que, “donde sea inevitable, serán mantenidos en el mínimo”. También se afirma que “se debe evitar la duplicación innecesarias de los experimentos”. Además, en el artículo 7 (3) se proclama que “cuando se tenga que realizar un experimento, la elección de las especies deberá ser considerada con especial atención y, cuando sea necesario, explicada a las autoridades. En la elección de los experimentos, serán seleccionados aquellos que utilicen un número mínimo de animales, con el grado mínimo de sensibilidad neurofisiológica, que causen dolor, sufrimiento, angustia o daños perdurables mínimos y que sean los más adecuados para conseguir resultados satisfactorios”.

Estas legislaciones incorporan el principio básico de minimizar la cantidad de sufrimiento infligido, además de aceptar que se debe utilizar métodos alternativos siempre que ello sea posible. [Después de su ratificación en España, el Convenio fue publicado en el Boletín Oficial del Estado el 25 de octubre de 1990].

TEORÍA Y PRÁCTICA

Aunque se discuta la definición e interpretación exacta de los términos “necesario”, “beneficios” o incluso “razonable y prácticamente realizable”, es indiscutible que las iniciativas legislativas europeas confirman la naturaleza fundamentalmente no deseable de la experimentación con animales, estableciendo en consecuencia los objetivos de reducción y finalmente eliminación del uso de animales como objetivo político legítimos. La Comisión Europea confirmó este principio en 1992, con la adopción del Quinto Programa de Acción Medioambiental, que abarca la totalidad de las políticas medioambientales europeas e incluye el objetivo de conseguir para el año 2000 una reducción del 50% en la cifra total de experimentos llevados a cabo sobre animales, aunque no se especifica el origen de la reducción ni cómo avanzar en ese camino; además, de acuerdo con el articulo 23 de la Directiva, que compromete a la Comisión y a los Estados Miembros a “…estimular la investigación en el campo del desarrollo y validación de técnicas alternativas que… requieran menos animales o que comprendan procedimientos menos dolorosos…”, ha creado el Centro Europeo para la Validación de Métodos Alternativos (ECVAM), una iniciativa pionera que debería facilitar la aceptación de métodos de investigación alternativos. Hasta la fecha, ha habido poco debate acerca de este objetivo. Los Estados Miembros de la Unión parecen ignorarlo; la Comisión Europea ha dado pocos pasos concretos para promover su implementación con éxito; la industria y la comunidad científica le han prestado poca atención. Esta situación es motivo de preocupación. ¿Por qué la política de desarrollo más importante de los 90 en este terreno ha sido ignorada en la práctica, incluso por sus propios promotores?

HORA DE CONCRECIONES

Unos objetivos realistas podrían ayudar en el establecimiento de expectativas comunes, y además proporcionarían criterios para evaluar los éxitos o fracasos relativos; sin ellos, condenaremos una futura reducción de los experimentos con animales a un laissez-faire que es poco probable que proporcione buenos resultados. Se debe rechazar la adopción de objetivos políticos “de cara a la galería”, que no dan resultado por tratarse de un intento de disipar la preocupación pública sin amenazar el status quo. Si se fracasa en la consecución de avances sustanciales como la reducción en el 50% o en el año 1998 como fecha límite para realizar pruebas cosméticas, habrá una merecida respuesta en la reacción pública, que aumentará la presión para conseguir un cambio más radical.

¿50% DE QUÉ?

Conseguir una reducción anual del 50% entre 1993 y el año 2000 requeriría una reducción anual del 8%. Sin embargo, sólo a partir de 1994 hemos sido capaces de reunir datos regulares sobre el nivel actual de experimentación con animales en la UE. Los primeros datos oficiales de la UE son de 1991. Se calculó que el número total de experimentos con animales fue de 11.790.485, pero esta cifra no es exacta. No se contó ningún dato de Bélgica y Luxemburgo, mientras que Italia admite que sus propias cifras oficiales son probablemente una estimación muy a la baja. También hay razones para dudar de la fiabilidad de otros datos. Por ejemplo, la cifra total española, 558.823, parece muy baja, y su informe sobre primates sugiere que sólo se utilizaron 25 en 1991, una cifra que no concuerda con los niveles de investigación observados.

Además de las cifras globales sobre las principales especies animales utilizadas, también hay poca información relacionada con los objetivos de las experimentaciones. Está claro que se necesita más detalle si ha de haber un análisis riguroso de las tendencias. Si se han de establecer objetivos, es importante tener un punto de partida y poder realizar comparaciones significativas entre los avances conseguidos por los diferentes Estados Miembros. Se deben distinguir los principales tipos de investigación, lo que permitirá establecer áreas prioritarias y también señalar las tendencias positivas o negativas que puedan aparecer. Cualquier intento serio de trabajar hacia el objetivo de reducción del 50% requiere que cada Estado Miembro establezca sus propios objetivos, como parte de una estrategia europea acordada.

DESARROLLO DE UNA ESTRATEGIA COHERENTE DE REDUCCIÓN

Hace falta un análisis exhaustivo y un debate con el fin de desarrollar una estrategia apropiada, realista y creíble. Lamentablemente, con una o dos excepciones notables, dicho análisis se echa en falta. Ésta es una cuestión que la Comisión Europea y los representantes de los Estados Miembros deben afrontar juntos. El cotejo y el análisis de los datos relevantes acerca de la experimentación con animales y las tendencias actuales proveerá una base para fijar prioridades iniciales y las posibilidades de reducción en el futuro. El desarrollo de una estrategia global, objetivos y mecanismos de implementación tomará su tiempo, pero ello no debería constituir un obstáculo para una pronta acción. A corto plazo. Los Estados Miembros deberían comprometerse a mantener los últimos índices de reducción, a través del establecimiento de un sistema que reduzca anualmente en cada centro o programa de investigación el número de animales cuyo uso con fines experimentales esté permitido.

Durante las primeras etapas sería más fácil progresar en aquellas áreas bajo el control directo de las autoridades nacionales y de la UE, particularmente en lo que se refiere a los requisitos legales y la concesión de licencias. La introducción de procesos de autorización previos en todos los Estados Miembros aumentaría la posibilidad de revisión crítica y abriría el camino para un escrutinio más riguroso en el futuro. El trabajo necesario para desarrollar una estrategia más amplia, largo plazo, es considerable. Requeriría el establecimiento de un equipo permanente, escogido por las autoridades competentes, que trabajase exclusivamente en el tema y se coordinase con las autoridades nacionales durante la negociación e implementación. Ello contrastaría enormemente con la situación actual, en la que, a pesar del compromiso reciente para dotar financieramente el ECVAM, los recursos de la UE para implementar de forma efectiva la Directiva 86/609/CEE, incluyendo el avance del objetivo de reducción del 50%, son mínimos.

MODERNIZACIÓN DE LA INVESTIGACIÓN

El reforzamiento del compromiso no es solamente necesario para asegurar el objetivo, también se debería entender como una contribución positiva en el camino de la modernización de la investigación europea, con la reducción potencial de los costes de la industria, el aumento de la eficiencia en la aplicación de los recursos para investigación y el progreso de objetivos sociales deseables. Si la UE debe actuar como posibilitadora de prácticas de investigación avanzadas, a la vez en beneficios de los ciudadanos y de acuerdo con sus convicciones morales, es completamente consecuente que tomen un papel activo en su defensa. La duplicación de esfuerzos y la realización de procedimientos innecesarios o cuestionables científicamente son ineficientes y no benefician ni a las personas ni a los animales. Es necesario aumentar la calidad y cantidad de la información accesible acerca del diseño y resultados de las investigaciones actuales, y establecer mecanismos que faciliten el intercambio de información sin perjudicar intereses de importancia comercial significativa.

A nivel nacional debe haber una legislación y un control mucho más rigurosos respecto a la autorización de experimentaciones con animales. Hay pocos datos que sugieran que la valoración de la cantidad de sufrimiento infligido y el beneficio relativo que éste pueda generar resulte en denegaciones de licencias para los experimentos, incluso en los casos en los que se puede demostrar que esa investigación ya se llevó a cabo o que la naturaleza de su aplicación produce un beneficio marginal, si es que produce alguno.

ECONOMÍA

No se debe olvidar que la Directiva 86/609/CEE fue adoptada como pare de la armonización legislativa de la UE, preparándose para un Mercado Unico. El artículo 1 de la Directiva proclama: “El objetivo de esta Directiva es asegurar que allí donde se utilice animales con fines experimentales, las provisiones establecidas por ley, regulaciones o provisiones administrativas de los Estados Miembros para su protección sean aproximadas, para evitar que se vea afectado el establecimiento y funcionamiento del mercado común, especialmente por distorsiones de tipo competitivo o barreras comerciales".

Aunque este texto no afirma que es más importante el comercio que la protección de los animales, sí afirma que se deben sopesar los diversos intereses y que debe haber una armonización entre los diferentes Estados Miembros. Ello lleva implícita la preocupación de que los Estado Miembros apliquen medidas en el terreno de la protección animal con el intento de asegurarse ventajas comerciales. No obstante, el punto más importante es el principio de que el mercado común no debe ser distorsionado por provisiones que protejan a los animales de laboratorio. En realidad, objetivos como la minimización del uso de animales, la armonización de los requisitos legales y la eliminación de la duplicación innecesaria de investigaciones facilitará el funcionamiento eficiente del mercado único, y son por lo tanto deseables económicamente, a la vez que científica y moralmente. Además, la máxima transparencia informativa entre los investigadores, incluido el establecimiento de bases de datos, también sería beneficiosa y estaría de acuerdo con otros programas europeos. El desarrollo, validación y aceptación de técnicas sustitutivas modernas también conlleva un beneficio económico potencial para Europa.

Igualmente, y tomando en consideración la habilidad de los industriales para desviar sus programas de investigación a otros lugares del planeta, se deben tomar iniciativas que prevengan el beneficio económico a través de la utilización de las facilidades que ofrecen países ajenos a la UE con bajos niveles de protección a los animales.

FINANCIACIÓN

Existe un interés social común en Europa que lleva a la UE hacia la promoción de métodos de investigación que no utilizan animales. Los intereses científicos y económicos se pueden ver reforzados como resultado de este esfuerzo. Por tanto, es razonable, tanto en términos morales como económicos, pensar que aquellos que continúan usando animales en sus experimentos deberían también contribuir económicamente en la consecución de los objetivos de reducción y sustitución, con los cuales también ellos se verán beneficiados. Comparado con otros objetivos de investigación, el desarrollo de técnicas experimentales que no utilizan animales recibe pocos recursos. Un motivo importante es el hecho de que este tipo de trabajo es considerado principalmente en términos de mejora del bienestar del animal, más que por sus otros beneficios potenciales en los campos científico y económico. Aunque contemplamos esperanzados la creación del ECVAM, su creación no es una solución en sí, o como sustituto de las iniciativas nacionales. El ECVAM se preocupa principalmente de la validación y aceptación de métodos sustitutivos y alternativos. Se necesitan muchos más esfuerzos en el área del desarrollo, particularmente en aquellos campos en los que no hay incentivos económicos que lleven al sector privado a invertir en ellos.

En la actualidad, aunque muchas empresas e instituciones financian multitud de programas de desarrollo, hay una gran descoordinación y los objetivos son principalmente económicos y científicos. Se debe conseguir que todas aquellas personas relacionadas con la investigación con animales también tengan una aportación significativa en su sustitución, incluyendo aquellos proyectos de beneficio común y estructural, como la creación de bases de datos y el desarrollo de nuevas técnicas, programas de educación, becas, etcétera. Los Gobiernos deben demostrar un compromiso similar, trabajando junto con la Comisión, la industria y los medios académicos para establecer una estrategia viable y coherente para el desarrollo de alternativas.

Los Gobiernos deben revisar su nivel actual de compromiso para el desarrollo de alternativas, que en muchos casos no existe o es inadecuado. La financiación pública debería aumentarse con fondos extraídos de la industria y los centros de investigación, quizá basándose en un sistema de imposición ligado al uso de animales. Las instituciones académicas deberían poder recibir también tales sumas como parte de becas para proyectos de investigación sin animales. Las empresas comerciales se podrían beneficiar directamente a través del acceso a bancos de datos, publicaciones, facilidades educativas, etc. El programa global se debería coordinar a nivel europeo, pero muchas decisiones acerca de la selección y localización de los proyectos de investigación individuales se podrían tomar a nivel nacional, de acuerdo con la estrategia de conjunto. Los Gobiernos y la industria se deben comprometer en el desarrollo de alternativas. La coordinación y realización de los diferente programas de investigación, inexistente hasta la fecha, es esencial en ese sentido.

CONCLUSIONES

Mirando atrás, está claro que en los últimos 25 años se ha progresado mucho. Ello debe ser reconocido y aplaudido, pero no debemos pensar que avances similares ocurrirían de modo automático en los próximos 25 años. El aumento de las posibilidades de la ciencia, han producido un clima en el que el cambio no solamente es posibles, sino exigible. Esta nueva fuente de energía científica y social ha dado mucho ímpetu, en la mayoría de los casos utilizado de modo azaroso e ineficiente. Esta fuerza ha podido superar la oposición política. Legislativa, comercial y científica. Claramente visible a lo largo de esta generación del cambio. Pero la resistencia aún es muy evidente y no puede ser considerada una cosa del pasado. Ha llegado el momento de reunir toda esa energía creada y aplicarla de un modo premeditado. Los políticos y las autoridades legislativas deben jugar su papel en la consecución del progreso, reuniendo los diversos intereses alrededor de un proyecto común de reducción del uso de animales y el desarrollo de métodos alternativos en investigación. Ello debería realizarse teniendo en cuenta los beneficios económicos, científicos y comerciales de esta política. Se debe poner en énfasis en la reducción del uso de animales con objetivos científicos, para provocar un análisis crítico de las prácticas actuales y estimular la creación de alternativas. El establecimiento de la reducción como un objetivo político legítimo por propio derecho asegura una dinámica permanente en el proceso en el que ya no se discute si sí o no, sino cuánto. El establecimiento de objetivos introduce un mayor compromiso y asegura que el éxito o fracaso serán objeto de control y debate. Aún queda un largo camino por recorrer para conseguir que las palabras contenidas en la legislación europea se conviertan en hechos. Ello significa que debemos actuar a nivel europeo.

La próxima generación se debe caracterizar por su actitud activa, más que la actitud recreativa de los últimos 25 años. Hay un lugar para negociación y la divergencia de opiniones, pero no para la actitud defensiva y el laissez-faire. Cuando analicemos los próximos 25 años, querremos saber cómo y por qué hemos triunfado o fracasado y quién merece nuestra confianza o nuestro rechazo.

[Chris Fisher fue Director de la BUAV (Unión Británica para la Abolición de la Vivisección) entre 1988 y 1993. Previamente había formado parte de su Comité Ejecutivo nacional (1984-88). Licenciado en Política Social, Fisher lideró el grupo de presión política y organizó la campaña de Coalición para conseguir la prohibición de las pruebas cosmética sobre animales durante la elaboración de la Directiva Europea sobre Cosméticos. Desde que dejó su puesto en la BUAV, ha continuado manteniendo un papel activo en lo que respecta a la política europea en relación con la experimentación con los animales, lo que incluye su trabajo para la Coalición Europea para la Abolición de los Experimentos con Animales (COAEA), la IFAW, Proefdiervrij y la BUAV.]


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