Consejo de caza en Cataluña

ADDAREVISTA 54

Redacción.- Creado basándose en cuatro decretos, de los años 1985, 1986, 1995 y 2003, y sin legislación de rango superior, como sería una ley de caza autonómica, este Consejo viene rigiendo, sin ser ejecutivas sus decisiones, la totalidad de la caza en el territorio catalán.

Desde su fundación, en la que el número de licencias de caza era realmente importante, es de constatar que durante su recorrido se ha producido el natural y necesario desarrollo social y de nuevas tecnologías, cambios en los hábitos de la sociedad y la continuada disminución de las susodichas licencias, además de la creciente preocupación para salvaguardar el planeta y el entorno local.  Así desde 1985, con un recorrido de treinta y dos años, parece que ya ha pasado el tiempo suficiente como para que la gestión de la caza, tan inserida en la naturaleza, haga cambios y se produzca una profunda reestructuración de este Consejo de Caza.

Considerando que el Consejo no puede continuar tan solo adscrito al Departamento de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación, DGPA, de la Generalitat, por organigrama, es un órgano consultivo, pero que dispone de facto de ciertas facultades ejecutivas como se ido constatando, y cuya adscripción ha determinado que las federaciones de caza presenciales hayan tenido una aplastante interacción con el DGPA, en tanto otros «sectores» y «entidades» como los animalistas, quedasen sin posibilidad de expresar su posición, conocimientos ni participación hasta el momento.

La ignorancia del Consejo acerca de los colectivos que representan la protección, la defensa y el bienestar de los animales —en cuanto a que Cataluña fue la primera comunidad en España que se estrenó con una ley, en el año 1988, de protección y defensa de los animales— no deja de ser altamente paradójico. ¿O es que habrá de aceptarse que todas las piezas cinegéticas no son ni animales ni aves? ¿Y que alguno de los métodos de caza no dejan de ser un refinado proceso de tortura?

A lo largo del tiempo se ha ido repitiendo hasta la saciedad que los cazadores eran los guardianes de la naturaleza. Y esta reiteración, al no haber encontrado en su momento el contraste y el referente que era necesario, ha ido tomando cuerpo en detrimento de la realidad: que la naturaleza, como ente superior, no es de nadie, sino que es de todos, y entre todos se tiene la obligación de respetarla.

Análisis de los componentes del Consejo

Analizando a los miembros del Consejo de Caza de Cataluña, y teniendo en cuenta que todo, absolutamente todo, tiene o implica la muerte de animales o aves en el medio natural, extraña la carencia absoluta de unas voces capaces de defender a las víctimas de facto.

Las cifras delatan con claridad qué factor compasivo o de defensa intrínseca se puede encontrar en la siguiente proporcionalidad:

Generalitat de Cataluña: 10 representantes. Cazadores: 15 representantes. Sector Agricultura; 5 representantes. Técnico/cultura: 2 personas. Selvicultura: 1 persona. Defensa de la naturaleza: 1 persona.

Tan solo una voz de la defensa de la naturaleza tiene la posibilidad de que animales y aves puedan ser defendidos. Todo el colectivo animalista ha sido excluido… ¿u olvidado? Ante esta realidad, parece necesaria una reconsideración integral de los componentes del Consejo. La presencia de los defensores de los animales es importante y no significaría un retroceso en sus labores, sino al contrario: una aportación de nuevas ideas y una puesta a punto de la realidad cinegética. 

Ong ADDA -Junio 2017


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