Infome sobre la caza 2017 -autora Carmen Méndez

ADDAREVISTA 54

La sobrepoblación del jabalí

Carmen Méndez

Estudio de las causas de su evolución en Cataluña

A principios del siglo XX, el jabalí estaba prácticamente extinguido y era difícil de localizar en toda la península ibérica. En Cataluña llegó a ser tan escaso que en muy pocas ocasiones podían ser observados. En el año 1960, su población estimada oscilaba entre los quinientos y los mil ejemplares en todo el territorio catalán.

Hasta medianos del siglo pasado, la caza se practicaba con medios rudimentarios principalmente por razones de subsistencia. En 1970, fue aprobada la ley de caza estatal y, con posterioridad, las competencias en esta materia fueron transferidas a las respectivas autoridades autonómicas.

En 1980, el Departamento de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Generalitat de Cataluña, DARP, asumió las competencias; en pocos años, el crecimiento de estos ungulados en Cataluña resultó ser uno de los fenómenos poblacionales más notorios de toda la península, continuando progresivamente hasta la actualidad.

Por su crecimiento de población, frecuentemente, los jabalíes han proporcionado noticias y titulares de prensa. Se ha destacado, a menudo, su deambular por zonas pobladas y ciudades, los accidentes de tráfico, incidentes ocasionados en campos de cultivo, haciéndose eco de las quejas de los agricultores e informando de los planes de actuación de las Administraciones y de los propios cazadores.

A finales de la década de los años ochenta, empezaron las autorizaciones excepcionales para matar jabalíes, incrementándose año tras año, a pesar de que los resultados pusiesen de relieve su continuado fracaso: cuando más jabalíes se han matado, más se han multiplicado.

Según las estadísticas publicadas por la Generalitat (DARP), las cifras resultantes de los últimos veinticinco años ofrecen un balance de 552.000 jabalíes abatidos (1990/2015). Las estrategias de acción y control para reducir las poblaciones de este ungulado han estado planificadas y dirigidas por la Administración desde el principio, compartiendo criterios con el sector cinegético sin tener en cuenta las opiniones de otros sectores.

La insistencia en continuar cazando jabalíes, y los motivos aducidos, además de abrir interrogantes ha generado escepticismo y una creciente crítica por parte de los diferentes colectivos sociales, a pesar de que los mensajes y las campañas contra los jabalíes transmitiesen una idea catastrofista para tratar de justificar los métodos utilizados y las constantes batidas.

Introducción de los jabalíes en el medio natural

Los motivos atribuidos al aumento espectacular de estos ungulados muy a menudo se han vinculado al abandono del medio rural, al incremento de las zonas boscosas, a la ausencia de depredadores y el cambio climático, obviando que, durante más de una década, fue la propia actividad cinegética uno de los motivos significativos e intencionados que provocaron su incremento con la finalidad de aumentar los contingentes para abastecer y satisfacer la demanda de su cacería.

Catalogado como especie de caza mayor, el jabalí —tan escaso hasta los años setenta— había estado valorado como uno de los trofeos más codiciados y rentables económicamente. Se llevaron a cabo sucesivas repoblaciones con cerdos hibridados —criados en granjas y liberados artificialmente— en diferentes sitios del territorio, así se consiguió impulsar y satisfacer la demanda de cazar a este ungulado. El cruzamiento de cerdos domésticos con jabalíes, que se ha practicado en diferentes países y comunidades de España, tiene como finalidad acelerar sus ciclos reproductivos, aumentar la cantidad de las crías nacidas en cada camada y conseguir modificar el comportamiento salvaje del jabalí, haciéndolo más sedentario y fácil de localizar.

En Cataluña, las primeras noticias acerca de estas prácticas artificiosas, y las sueltas de jabalíes en el territorio, trascendieron públicamente a través de los medios a mediados del año 1983 (Diario El Nou 9). Hasta el año 1994, diversos artículos aparecidos en El Punt, L’Avui y La Vanguardia se hicieron eco de las hibridaciones y sueltas de jabalíes en el medio natural. Finalmente, en el año 1994, ante el alarmante incremento y descontrol de la situación, junto a la controvertida polémica y las reiteradas críticas y denuncias por parte de Ong ADDA, DEPANA y FEDAN, la Administración decretó oficialmente su prohibición (Órdenes 1923/de 20/07/19.94 y2065/de 21-6-95).

Crónica de las repoblaciones y de sueltas

En la documentación recopilada del archivo histórico de la ONG ADDA incorporada al presente informe, queda reflejado que en Cataluña se localizaron hasta cien granjas de cría de jabalíes, cincuenta y una de ellas ubicadas en las comarcas de Girona.

* Noviembre de 1983. Artículo en el diario El 9 Nou. El naturalista J. Sañé, en un artículo dedicado a los jabalís da a conocer (…) «la progresiva disminución de la pureza de la raza de los jabalíes como consecuencia del cruce reiterado con cerdos domésticos». También se relata cómo los pequeños jabalíes capturados durante las cacerías eran llevados a las granjas y una vez adultos se cruzaban con domésticos y con sus descendientes sucesivamente y de forma reiterada hasta que los volvían al bosque. Así se consiguieron unos híbridos que tenían mayor descendencia y más rápida que los jabalíes salvajes, que solo acostumbraban a criar una vez al año. El mismo artículo señala que una vez liberados en el bosque estos descendientes eran más fáciles de localizar y estaban más confiados con la presencia humana. En relación a su cambio de conducta, más doméstica, se relataba (…) «Algunos cazadores ya se han dado cuenta que éstos se dejan acosar más fácilmente, y no tienen tanta tendencia a marchar corriendo. Como son más “caseros” no temen tanto al hombre y se acercan a los pueblos, donde encuentran más comida. Se ha visto más de un grupo comiendo en los contenedores de basura».

*Octubre 1987, Diari el Punt.-  El artículo informaba de que Medio Natural había concedido 40 licencias de batidas de jabalís en las comarcas gerundenses en épocas de veda –para evitar los daños producidos por los jabalís en los cultivos-  También el mismo artículo señalaba que no se había solicitado el informe preceptivo de la Federación Territorial de Caza, tal y como estaba reglamentado y que aunque la finalidad de estas acciones fuesen las de  “espantar a los jabalís sin matarlos” se habían matado 27 jabalís en nueve de las batidas, referenciando que ya habían tenido lugar otras batidas en años anteriores en la comarca de la Garrotxa.

Octubre 1.987,  Diari el Punt.-  Articulo de Joan Ventura  que hace referencia al aumento  de las poblaciones de los jabalís citando que (...) «Este aumento puede explicarse por las veces que el hombre ha cruzado voluntariamente las dos razas, la del cerdo doméstico  y la del jabalí»  hipótesis basadas en los «comentarios y anécdotas de los mismos cazadores»  relatando también características del jabalí puro y salvaje, como  su agilidad, fortaleza, su impulso y velocidad y que  (...) «el jabalí es un animal que se lo ha de atrapar al vuelo».

* Octubre de 1992. El periódico El Punt, en un artículo cuyo titular era «Explosión demográfica del cerdo salvaje», hacía referencia al aumento de permisos de batidas fuera de temporada. Se recogían declaraciones de la bióloga Carme Rosell señalando que «a finales del siglo pasado (siglo XIX) y primeras décadas del siglo actual (siglo XX), el jabalí era un animal rarísimo en Cataluña» manifestando que «el cruce del jabalí con el cerdo doméstico lo convierte en más prolífico», como uno de los motivos de su incremento. Por su parte, el vicepresidente de la Federación de Caza de Tarragona afirmaba que «el aumento de jabalíes ha determinado el aumento de cazadores y ha compensado el descenso de la liebre. En nuestro territorio, solo había un grupo de cazadores de jabalíes y ahora existe en todos los pueblos». Otro representante de la Federación de Olot (Girona) declaraba que «podemos afirmar que es la caza más popular».

* Agosto de 1993. El diario El Punt refleja la polémica de la reacción de los cazadores ante las demandas de los agricultores a las sociedades de cazadores. Los cazadores reaccionaron solicitando que el DARP les autorizase para hacer batidas con cartuchos de balines como munición, pero resultaba ser una munición peligrosa que provocaba un gran sufrimiento y fue prohibida en toda la UE.

En otro artículo, del mismo diario se señalaba que los cazadores continuaban insistiendo en la demanda de balines. Una situación fuera de control que se ponía de manifiesto a través del cruce de acusaciones y denuncias por parte de los agricultores a los cazadores responsabilizándoles y reclamándoles una parte proporcional de la condena del juzgado de primera instancia de Gerona a la Agrupación de Propietarios y Cazadores que obligaba a indemnizar a un propietario de las tierras por las pérdidas de sus cultivos de maíz. Por su parte los cazadores se defendían aludiendo a la Administración competente (DARP), «Si somos responsables de los daños que provoca un animal salvaje –que, por tanto, no pertenece a nadie- que nos den la libertad de decidir cuándo y cómo hemos de hacer las batidas para matarlos».

* Marzo de 1994. Periódico La Vanguardia. «Un centenar de granjas cruza jabalíes con cerdos domésticos para proporcionar piezas fáciles de caza a los más de 600 cotos privados de las comarcas catalanas. Los propios criadores de híbridos reconocen que se trata de una “actividad provechosa”, bien recompensada por los cazadores y algunos cotos. Cazadores y criadores entrevistados por este diario señalan la coincidencia entre el auge de estas granjas y la proliferación espectacular del número de jabalíes en el territorio catalán. Los animales “híbridos” se sueltan, según los criadores “en dos épocas muy concretas de la temporada de la caza; algunos, los sábados, para que durante la batida del domingo los podamos cazar, y la gran mayoría se libera a final de la temporada para repoblar la zona y tener más caza el año que viene”. “Los jabalíes híbridos son más fáciles de cazar; por eso —señala un aficionado—, los criamos para salir el fin de semana, así podemos volver a casa con alguna pieza casi asegurada, porque cazar jabalíes de verdad es cada día más difícil y, es casi imposible sin muchos perros y mucha gente” (…) “si queremos y no encontramos animales salvajes en el bosque tenemos que soltar los que criamos en granjas” (…). Según reconocen los propietarios de las seis granjas domesticas entrevistados por este diario, la cría es una actividad habitual en comarcas como Osona, La Garrotxa, Ripollés, Vallés Occidental, La Selva, Maresme, Bages y Empordà (…). La Generalitat no ha controlado esta actividad hasta hace un año, cuando advirtió que se extendía rápidamente en las comarcas ganaderas (…). Este escaso control está reconocido por los técnicos de la Dirección General de Medio Natural, que tienen localizadas noventa y cuatro granjas que críen jabalíes en cautividad.

La Dirección General reconoce que estas granjas y sus sueltas de jabalíes semidomesticados “están poco controladas y el problema puede llegar a ser grave si no se controla con eficacia”».

* Marzo de 1994. Del periódico La Vanguardia. «La Generalitat prohibirá la cría y suelta de jabalíes de granja. Según Alex de Juan, jefe técnico del servicio de gestión de la fauna de la Dirección de Medio Natural: “trataremos de evitar la proliferación que detectamos en explotaciones porcinas dedicadas a criar jabalíes para tener caza” (…) “tener jabalíes en principio no está prohibido, pero sí criarlos y soltarlos para su caza. Queremos erradicar esta actividad, que se ha desatollado mucho en los últimos años” (…) “todo lo que sea introducir en la naturaleza animales criados en granja es muy peligroso para las especies salvajes, como se ha comprobado con el conejo y el gato salvaje”.

Problema ecológico. Los animales criados y sueltos en el territorio pueden provocar graves problemas ecológicos, como ha pasado con el conejo de bosque autóctono que sufre enfermedades provocadas por los conejos criados en granjas y que sus propietarios soltaron sin control.

La mezcla de jabalíes y cerdos no es un problema nuevo en Europa. En Francia ya se detectó este problema con los jabalíes en la década de los setenta. El Ministerio de Medio Ambiente francés ha prohibido estas actividades.

La Asociación Defensa Derechos Animal, ONG ADDA, ha criticado la actitud de la Administración. Según sus representantes “es un ecocidio, un atentado a la riqueza natural de la fauna, y que la mezcla entre jabalíes y cerdos domésticos para multiplicar las piezas de caza no es más que una demostración de que los cazadores y la Administración hacen una naturaleza a su medida”».

*Agosto de 1994. Del periódico El Punt. Bajo el titular «La temporada de caza del jabalí se adelanta al 1 de septiembre» relata: «Referente a la caza de jabalíes en Cataluña, el conseller del DARP, Francesc Marimón, explicó en una respuesta al diputado del Grupo Mixto del Parlament que “su consejera está localizando y controlando todas las instalaciones en que se mantienen y se crían jabalíes, para que cumplan la normativa referente a la repoblación de especies cinegéticas y evitar la proliferación de la cabaña de este animal”. También explicó que su consellería está estudiando la posibilidad de establecer un seguro obligatorio de daños a la agricultura por parte de las especies cinegéticas».

*Agosto de 1994. Periódico El Punt. Con motivo de los desastres en árboles frutales imputados a los jabalíes, «los payeses del Alt Empordà están estudiando la posibilidad de denunciar a los propietarios de vedados de caza parra que se hagan responsables de las indemnizaciones de los destrozos que se están produciendo en los campos. Alegan que sus campos forman parte de los vedados y, por tanto, los propietarios se tendrían que responsabilizar de parte de la indemnización».

*Septiembre de 1994. Periódico El Punt. Con el titular: «El DARP prohíbe la tenencia y cría de jabalíes para evitar su proliferación» afirma: «El DARP ha detectado un centenar de puntos de cría de jabalíes, de los cuales cincuenta y una en las comarcas de Girona. De estos, existen trece en el Alt Empordà, once en La Selva, siete en La Garrotxa y Baix Empordà, seis en el Ripollés, cuatro en el Gironés y tres en el Pla de l’Estany».

El suministro artificial de alimento

Una de las prácticas comunes y extendidas dentro del mundo cinegético es suministrar comida suplementaria a los animales que se pretende cazar utilizando diferentes sistemas o variantes como:

- Suministrar alimento durante todo el año en espacios acotados.

- Suministrar alimento en determinados lugares para atraer a los animales antes de ser cazados.

- Sembrar campos de cultivo para fijar su presencia dentro del territorio.

La aportación de alimento complementario tiene la finalidad de fidelizar a los animales en los lugares prefijados, favoreciendo el aumento de su reproducción, su engorde y una conducta más sedentaria que facilite su localización y caza.

El hecho de familiarizarse y asociar la presencia humana como fuente de alimento predispone al acercamiento de los jabalíes a los sembrados de las poblaciones y a los residuos de alimentos generados por los humanos. En 1983, en plena etapa de repoblación de jabalíes, empezaron a detectarse jabalíes en la proximidad de poblaciones en busca de basuras (Diario El Nou 9).

En Cataluña ha sido una práctica conocida y tolerada durante décadas hasta que, a partir del año 2009, fue parcialmente prohibida, estando, no obstante, permitido cebarlos durante la temporada de cacerías. El comunicado publicado por la Generalitat del 15/07/2009 en su web, hacía públicos los riesgos y consecuencias derivadas de estas prácticas: «Por primera vez, por razones de control poblacional, los cazadores no podrán suministrar alimentos a los ejemplares de jabalíes durante el periodo hábil de caza, es decir, de marzo a septiembre, a excepción de que esté autorizada excepcionalmente por los servicios territoriales del Departamento de Medio Ambiente. Esta medida es un paso más para reducir la densidad de esta especie, ya que la aportación de alimentos incrementa su reproducción, modifica su comportamiento hacia los humanos y aumenta el riesgo de transmisiones de enfermedades debido a la concentración de ejemplares».

Los jabalíes y el daño a los cultivos

Los jabalíes son animales inteligentes, oportunistas y buenos conocedores del territorio en el que habitan y de los recursos disponibles para su alimentación. Su hábitat ancestral de preferencia son los bosques, pero la presión humana en sus lugares habituales de descanso les obliga a emigrar y salir fuera.

Sus incursiones en los campos de sembrados se encuentran favorecidas por factores relacionados con la transformación que ha sufrido la agricultura, el cambio climático, la actividad cinegética y por la propia capacidad de adaptación que tiene el jabalí de superar las dificultades en busca de su supervivencia.

Diversos estudios señalan como factores de influencia los siguientes:

- Aumento de los monocultivos intensivos y la transformación de las prácticas agrícolas que dedican grandes extensiones de terreno a la plantación de trigo y similares.

- La fragmentación de las áreas boscosas motivadas por las vías de comunicación, las urbanizaciones y nuevas tierras de labranza.

- La proximidad de los campos de cultivo con la masa forestal facilitando el acercamiento de los jabalíes hacia un sustento más abundante.

- Las características de las plantaciones de trigo que, además del alimento, les proporciona un buen camuflaje.

- Los territorios que compaginan la agricultura con la caza.

- La siembra de cultivos para mantener a los jabalíes dentro de su territorio ha favorecido la adicción por estos alimentos.

- El incremento de las batidas.

- La movilidad y la dispersión de los grupos que se producen como consecuencia de los continuos acosos cinegéticos que lo fuerza a alejarse de sus áreas de descanso en los bosques.

- La eliminación y pérdida de las guías Alfa más experimentadas, provocando la dispersión de los ejemplares más jóvenes e inexpertos, obligándolos a la búsqueda de un alimento más fácil y accesible fuera del bosque.

Los cambios importantes de los jabalíes provenientes y/o descendientes de la producción industrial y las negativas repercusiones en los campos agrícolas también fueron identificados y relacionados en un estudio publicado en Francia en 1992, destacando que «la suelta irresponsable de animales procedentes de granjas contribuye a los gastos ocasionados por el daño a los cultivos». En el mismo estudio se indica «el grave riesgo de contaminación genética causada por los animales híbridos nacidos en aquellas granjas» (Darre, Berland, Goustat, 1992).

El conejo, el corzo y el jabalí figuran como tres de las especies más señaladas por los silvicultores y agricultores de ser los causantes de destrozos, siendo también las espacies que más a menudo han sido, y en mayor cantidad, objeto de reintroducciones en el medio ambiente.

La influencia de la actividad cinegética en los accidentes de tráfico provocados por jabalíes

Dos de los estudios en donde se analizan las colisiones con ungulados y otros animales en libertad publicados por la Generalitat de Cataluña (2007-2016) reflejan en sus respectivos gráficos que, en el caso de los jabalíes, «las épocas con más colisiones se solapan con los periodos de batidas, otoño-invierno, coincidiendo estas estimaciones con otros estudios realizados en diferentes comunidades españolas y europeas».

Las perturbaciones producidas por las cacerías aumentan su movilidad, desorganiza los grupos y se solapan con su época del celo (Markina, 1998, Delibes & Benito 2002).

A las perturbaciones que se encuentran sometidos los jabalíes como consecuencia de la cacería hay que sumar otros factores negativos, como son la coincidencia horaria de más movilidad con el tránsito rodado y en las horas de menor visibilidad.

Según datos de la Dirección General de Tráfico, DGT, del año 2004, en España, el 78,2 % de los accidentes con animales se produjeron en carreteras convencionales, que son las más fáciles de acceso para los animales. Otros motivos detectados de influencia en los accidentes de tráfico y la fauna se encuentran relacionados con la falta de corredores, pasos, viaductos y túneles ecológicos, en los puntos de fauna conflictivos junto con la poca señalización y advertencia apropiada para los vehículos.

Con una perspectiva más global en el ámbito europeo, los accidentes de tráfico con la fauna difieren, según los países, en función de la predominancia de algunas especies, y la densidad boscosa existente y su proximidad a las vías de comunicación. El corzo ocupa el primer lugar de accidentes en países como Eslovenia, Alemania y Holanda. El ciervo, en Suecia. En España, predominan los accidentes con los jabalíes, el corzo y los perros abandonados según el RAAC, tras un estudio encargado en 2011 por el Ministerio del Interior y la DGT.

Antecedentes. La ley nacional de caza

La ley nacional de caza aprobada en el año 1970 dio un nuevo enfoque del patrimonio natural contemplado como fuente de producción de riqueza cinegética que se debía regular, conservar y proteger, con la finalidad de garantizar y favorecer, con las máximas ventajas, el fomento de la caza.

La explotación cinegética basada en el criterio de enfocar la fauna salvaje como un nuevo recurso de industria extractiva y de rendimiento económico se tradujo, en la práctica, en una significativa reordenación del territorio, posibilitando que los espacios agrícolas de la península se reconvirtiesen o pudiesen actuar simultáneamente como exploración cinegética, agrícola y forestal de manera indistinta o conjunta.

En su artículo 32, la ley también dejaba la posibilidad de importar, exportar, trasladar o soltar especies cinegéticas en el territorio, previa autorización del ministerio. Especies de caza mayor como el gamo, el muflón y el ciervo se incorporaron al catálogo cinegético con repoblaciones y una rápida expansión.

Compatibilizar el fomento de la caza con la conservación y la preservación del complejo equilibrio de la biodiversidad, sin trastocarla, han sido dos realidades contradictorias difíciles de compaginar, como se ha constatado a lo largo del tiempo.

Basándose en este ordenamiento jurídico, el 80,5 % del territorio español fue recalificado como de caza en más o menos intensidad, reservándose el Ministerio de Agricultura la gestión de las autorizaciones en los acotamientos nacionales de caza.

El jabalí, el conejo y la perdiz son tres de los indicadores más remarcables de las repoblaciones cinegéticas, realizadas en muchos casos de forma masiva e industrial, como consecuencia de la demanda de la caza comercial, y también responsable de desequilibrios poblacionales y de biodiversidad.

Cataluña y la actividad cinegética

De acuerdo con las competencias autonómicas constitucionales, Cataluña, al igual que el resto de las comunidades españolas, a partir del año 1980, asumió sus competencias en la actividad cinegética sin que, a diferencia de otras autonomías, haya elaborado hasta el momento su propia ley de caza —aunque, según las últimas noticias, parece ser que ahora (2017) empiezan a darse los primeros pasos—, limitándose a promulgar periódicamente normativas puntuales como las órdenes de veda que la Generalitat publica cada año, continuando así bajo las directrices generales del marco legislativo de la ley de caza estatal del año 1970, que delimita y clasifica las zonas, territorios y el uso de los diferentes tipos de gestión cinegética entre otras gestiones.

La regulación del territorio cinegético de Cataluña es del 90,6 % de su superficie, equivalente a una superficie de 2.582.022 hectáreas que se encuentra bajo la siguiente catalogación (fuente DARP):

  • 1378 áreas privadas de caza, APC, con titularidad, o vinculadas a persona física o ente jurídico. Dentro de estas áreas también se incluyen las «áreas privadas de caza con reglamentación especial que cuentan con zonas de caza intensiva», en donde se permite la suelta de animales procedentes de granjas cinegéticas de las especies que autoriza la normativa.
  • 8 reservas nacionales de caza y reservas de caza.
  • 18 zonas de caza controladas gestionadas directamente por el Departamento de Medio Ambiente.
  • Las zonas de aprovechamiento común, donde la caza también está permitida aunque no teniendo titularidad, no se encuentran incluidas en el 90,6 % de la superficie. La Generalitat no dispone de datos estadísticos de la actividad cinegética que se lleva a cabo en estas zonas.

El resto del territorio son las áreas identificadas como «zonas de seguridad», correspondientes principalmente a las ciudades y poblaciones en donde se concentra la mayor actividad humana. A pesar de que en algunos lugares también se dan autorizaciones «excepcionales» para poder cazar.

(La serranía de Collserola, rodeada por Barcelona y 8 poblaciones más de gran densidad, el 50 % de su superficie es APC).

Para satisfacer la demanda de la caza en muchos de los acotados, se realizan actuaciones y gestiones denominadas «de aprovechamiento cinegético», como las siguientes:

  • Reintroducciones (*) de especies desaparecidas o en peligro de extinción que a medio o largo plazo se van incrementando, llegando a ser, en muchos casos, susceptibles de ser abatidas para reducir sus poblaciones. La reintroducción de nuevas especies se lleva a cabo generalmente por iniciativa y con la supervisión de la propia Administración. En Cataluña, la Administración dispone y gestiona dos granjas de perdices.
  • Repoblaciones (*) de especies en las mismas zonas acotadas para incrementar su reproducción.
  • Sueltas (*) programadas de animales, criados en granjas intensivas o extensivas, pocas horas antes de que empiece la cacería, con el fin de poder abatirlas de forma rápida y fácil, garantizando a los clientes/cazadores un número determinado de «piezas abatidas».

(*) Ejemplos de algunas especies reintroducidas, repobladas y sueltas: rebeco, cabra salvaje, ciervo, jabalí, corzo, gamo, muflón, conejo, perdiz, codorniz, faisán, etc.

Carta blanca para poder justificar la caza

A los periodos hábiles que la Administración catalana publica en las «resoluciones anuales de vedas», en los últimos años se han sumado dos apartados redundantes, descritos como «emergencia energética» y «autorizaciones excepcionales» que ofrecen la posibilidad de numerosos motivos indeterminados para justificar la caza mayor y menor de numerosas especies, cualquier día y durante todo el año.

Autorizaciones excepcionales. Surgidas en el año 2013 a propuesta de miembros integrantes del Consejo de Caza de Cataluña, que legaliza que «cuando una determinada comarca, municipal o de ámbito territorial, tanto en áreas privadas o locales de caza, como en zonas de seguridad, refugios de caza salvaje y terrenos cinegéticos de aprovechamiento común, se produzca una abundancia de individuos de una especie o de una especie incluida en esta resolución, de modo que resulte peligrosa o nociva para las personas o perjudicial a la agricultura, la ganadería, los terrenos forestales, las especies protegidas o de caza, los servicios territoriales del departamento competente en materia de caza, a propuesta de las correspondientes secciones y valoradas otras alternativas más satisfactorias sin éxito, podrán autorizar la caza de estas especies» (Generalitat 2016-2017).

Emergencia cinegética. Aparecida en el año 2014, significa un nuevo paso para contentar a los cazadores con la justificación de reducir las superpoblaciones de especies y en especial el jabalí y el conejo, «si en una determinada comarca o ámbito territorial se produce una abundancia de individuos o de una especie cinegética de modo que resulte peligrosa o nociva para las personas o perjudicial para la agricultura, la ganadería, los terrenos forestales, las especies protegidas o de caza, siempre que se superen los límites establecidos por esta resolución, la dirección de los servicios territoriales del DARP han de declararla emergencia cinegética para la comarca o ámbito territorial afectado, de acuerdo con alguno de los siguientes condicionantes, indistintamente:

a) cuando se produzcan las siguientes medias de abundancia:

Respecto a los jabalíes, ocho por kilómetro cuadrado de densidad media censada directamente, o estimada de acuerdo con las estadísticas de capturas de la última temporada de caza.

Respecto a los conejos: cincuenta conejos por kilómetro cuadrado de densidad media invernal censada directamente, o más de cincuenta conejos por kilómetro cuadrado de densidad media invernal estimada de acuerdo con las estadísticas de capturas de la última temporada hábil de caza.

b) cuando para una especie cinegética exista un número de solicitudes de autorizaciones excepcionales para su captura o avisos por daños a la agricultura, la ganadería, los terrenos forestales, las especies protegidas o la caza, causada por estas especies en un número superior a 10, de forma ininterrumpida en los últimos tres años» (Resolución Generalitat 2016-2017).

El jabalí, quién es, cómo es. Sus mitos y realidades

Es un ungulado y habitante endémico que vive en Europa desde hace más de 700.000 años. Los humanos, Homo sapiens, aparecen hace menos de 200.000 años. Se encuentra emparentado con el pecarí de América y el hipopótamo de África.

Su hábitat de preferencia son los bosques, pero, en determinadas circunstancias, se pueden adaptar a otros diversos medios como pueden ser los campos cubiertos de arbustos y maleza y las marismas. Para fidelizar su presencia dentro de un territorio, necesitan disponer de alimento, refugio, agua, un mínimo de tranquilidad y una vegetación alta que les facilite el abrigo y el camuflaje.

Para regular su temperatura y librarse de parásitos, precisan revolcarse en el fango. Los rituales de los jabalíes también tienen otro significados de carácter físico y social entre los grupos.

Tienen mucha agilidad para nadar, cruzar riachuelos, trepar y correr por la naturaleza. Su hocico es muy sensible al tacto, y su olfato, muy desarrollado, puede detectar alimentos y señales de peligro a más de cien metros de distancia.

Compaginan su amplia dieta herbívora, frugívora y de tubérculos con la omnívora, incluyendo insectos, gusanos y pequeños vertebrados. Las bellotas y las castañas son parte de su dieta de preferencia.

Son inteligentes, sociables y estructurados en grupos matriarcales que pueden estar configurados por una o varias hembras adultas, lideradas por la de más edad, la más experimentada o la más fuerte, manteniendo la cohesión del grupo dentro del cual las crías son protegidas y se desenvuelven en su proceso de aprendizaje y desarrollo. A la periferia del grupo permanecen los machos adolescentes de entre uno o dos años, hasta llegar a una etapa más adulta en la que se vuelven más solitarios. Los machos adultos también, en ocasiones, están acompañados de uno o dos más jabalíes jóvenes denominados «escuderos».

«La edad, la experiencia y los conocimientos transmitidos por las matriarcas Alfa tienen una importancia decisiva en su futuro y en el buen desarrollo de las estrategias, organización social, distribución territorial y en los desplazamientos. Si la líder del grupo es abatida, el resto del grupo se desorienta, vaga y muestra más tendencia a buscar alimento en los campos de cultivo» (M. Vassart. 1997).

Las madres son vigilantes y defensoras. Establecen fuertes vínculos y pueden adoptar a otras crías en el caso de que queden huérfanas.

Por motivos de seguridad, su actividad preferente es crepuscular y nocturna, descansando durante el día con el fin de pasar más desapercibidos. Pero, según la presión ambiental y humana, también pueden ser observados activos y buscando alimento en horas diurnas.

Reproducción

La época de celo se activa normalmente entre noviembre y enero. Su gestación dura alrededor de cuatro meses, y las crías nacen normalmente entre marzo y abril. Según la edad y el peso de la hembra, el promedio de nacimientos puede oscilar entre los dos, cuatro o cinco rayones. Al igual que sucede en otras especies salvajes, en épocas difíciles, de sequía o de escaso alimento, pueden retardar temporalmente su gestación o, incluso, reducir el número de fetos y nacimientos.

La reproducción de las hembras más jóvenes se puede ver más limitada por la presencia y el liderazgo de las más veteranas del grupo.

Estimación de supervivencia

Con camadas de entre dos a cuatro rayones, acostumbran a sobrevivir menos de la mitad. El índice de mortandad por causas naturales se estima entre un 40 y un 50 % el primer año de vida, y un 36 % el segundo año, es decir, entre el 60 y el 80 % no sobrepasa los dos años de edad. Entre las causas identificadas de mortandad se encuentran la falta de regulación térmica en las crías más pequeñas, las condiciones extremas ambientales del clima —como pueden ser las sequías, los predadores y los parásitos— y diversas enfermedades víricas y bacterianas que también inciden en su nivel de supervivencia.

Sus depredadores naturales

Son el lobo, el zorro, el lince, el oso y el águila dorada, que capturan principalmente a los más jóvenes y débiles.

La importante función ecológica de los jabalíes en la naturaleza

Víctimas de una insistente mala reputación debido a su cambio de costumbres —que se ha convertido en una molestia y valorado tan solo como un objetivo cinegético—, pocas veces se ponen en valor las cualidades y actividades que el jabalí, en «condiciones normales», es capaz de desarrollar ejerciendo como jardinero y mantenedor de la buena salud de los ecosistemas boscosos. Algunos ejemplos:

  • Actúan como paisajistas del bosque, oxigenan, ventilan y esponjan el terreno, diseminando y sepultando las semillas de diferentes árboles y plantas, y favoreciendo su germinación y el desarrollo de los ecosistemas boscosos.
  • Ayudan a dispersar determinados hongos, en especial los hipogeus, que fructifican bajo tierra; entre ellas figuran especies tan valoradas como las trufas. Muchas esporas de estos hongos se encuentran envueltas dentro del fango de su pelaje.
  • Hurgando y rascando la tierra con sus patas y su morro, participan en la introducción del humus y en la revitalización de la estructura del suelo.
  • Por su dieta omnívora y oportunista, también participan en la regulación de las poblaciones de los pequeños roedores que encuentran mientras están hurgando la tierra.
  • Actúan como recicladores del medio natural comiendo los restos y despojos de otros animales.
  • Llevan a cabo un elevado consumo de orugas, gusanos, larvas e insectos favoreciendo el saneamiento de los árboles. Por ejemplo, en Polonia, se prohíbe su caza cuando se dan determinadas plagas de insectos.

Conclusiones

Los hechos y las circunstancias asociadas a la suelta, repoblación, suministro de alimentos y constantes batidas han contribuido directamente a alterar el proceso de crecimiento y comportamiento ancestral del jabalí, que, al final de la década de los años sesenta, era considerada una de las especies más salvajes, escasas y menos visibles de nuestra geografía.

Esta conducta salvaje que los ha caracterizado como especie silvestre —aprendida y transmitida sucesivamente por las matriarcas más experimentadas a sus descendientes—, en pocas décadas se ha visto trastocada por la intervención de la creciente industria cinegética, convirtiéndola en una descendencia más doméstica, débil y confiada con los humanos. Los cambios manifestados a nivel etológico, genético y morfológico se han manifestado en signos tan diversos como la disminución de su capacidad de resistencia a la huida, periodos de celo más activos, aumento de las camadas, disminución de sus capacidades sensitivas y cambios en sus cromosomas, entre otras variables.

El tiempo transcurrido y los hechos derivados aportan suficientes elementos de juicio como para señalar que los sistemas incorporados en el desarrollo de la cacería «recreativa e industrial» y las repoblaciones artificiales, en general, tienen una responsabilidad directa y muy significativa de las consecuencias de la problemática actual.

El jabalí es tan solo un ejemplo de las numerosas especies víctimas de la modalidad, cada vez más creciente y especulativa, conocida como «caza a la carta» o «caza enlatada», que, buscando una rentabilidad lucrativa y bajo el factor común de «sembrar» para después «eliminar», incluye especies tan diversas como pueden ser las perdices, las codornices, las liebres o los conejos. Se trata de un fenómeno creciente y muy extendido, tanto en la península como en otros países y continentes. En Francia, país destacado por su afición a la caza, la problemática del jabalí ha tenido un paralelismo muy parecido en cuanto a las repoblaciones intencionadas y las consecuencias que se han derivado.

La Administración catalana no fue capaz de prever ni anticiparse a los acontecimientos, reaccionó tarde y de manera inapropiada ante el problema y mantuvo una relación muy dependiente con el mundo cinegético, cediendo a las presiones y concediendo prerrogativas. En el caso puntual de los jabalíes, y desde que la Generalitat asumió las competencias de la caza el año 1980:

  • Tardó cerca de quince años en prohibir las repoblaciones e hibridaciones de jabalíes en la naturaleza (1980/1995).
  • Transcurrieron veintinueve años (1990/2009) hasta prohibir de forma «parcial» una práctica tan artificial y contraproducente como es el suministro de alimento a los jabalíes en los terrenos acotados de caza (trigo, patatas, pan). Y aún queda una determinada tolerancia en el suministro de alimentos en el periodo de caza.
  • A pesar de los negativos resultados y el desequilibrio poblacional, la Administración continúa sin impulsar planes alternativos y ha optado por potenciar la presión cinegética.
  • Las estadísticas y estimaciones que se dan a conocer de forma oficial u oficiosa acerca de la abundancia de individuos o de poblaciones de jabalíes, así como las cifras del número de batidas y animales cazados, en algunos casos, resultan contradictorias y cuestionables.

Los motivos imputados a los jabalíes para justificar su captura se encuentran identificados con el aumento de sus poblaciones, el daño a los sembrados, los accidentes de tráfico y su acercamiento a las áreas urbanas, y en todos estos supuestos las consecuencias están muy relacionadas con la propia presión ejercida por la actividad cinegética.

  • Las introducciones e hibridaciones intencionadas de jabalíes, llevadas a cabo durante mucho tiempo, contribuyeron al crecimiento descontrolado de sus poblaciones.
  • La caza y persecución sistemática de los jabalíes, además de haber resultado una medida contraproducente y cruel, ha contribuido activamente a agravar el problema, favoreciendo su multiplicación y dispersión por todo el territorio. Cuanto más se han intensificado y dilatado las batidas, más se ha manifestado la huida y dispersión de los jabalíes fuera de los bosques.
  • La presión cinegética, el suministro de alimento y la proximidad de los campos de cultivo dentro de los acotados de caza, unido al aumento de los monocultivos, tienen una marcada relación con los cambios alimentarios, de comportamiento y de daños a los cultivos producidos por estos ungulados.
  • El acoso de las batidas con cazadores, escopetas y perros, influye directamente en la desorganización de los grupos, la huida de sus refugios naturales y su presencia en caminos y viales en busca de áreas de seguridad que inciden con las colisiones en el tráfico de las carreteras.

 El mundo cinegético, un sector privilegiado

La industria de la caza ha sido un sector rápido y ágil en su desarrollo mercantilista y en la utilización de su influencia ante la Administración para intervenir en la naturaleza de acuerdo con su propio criterio e interés y proyectando una imagen parcial y distorsionada de la naturaleza; se ha autotitulado gestora y reguladora de las especies, eliminando depredadores que considera competidores de la caza y suplanta el trabajo genuino y corrector que desarrollan las especies depredadoras en el conjunto de la biodiversidad.

El estatus privilegiado otorgado por la Administración al sector cinegético y su marco legislativo, lejos de preservar y proteger el sensible conjunto de la biodiversidad, ha revertido en una constante presión, que interfiere negativamente en el ritmo biológico, la diversidad genética y el libre desarrollo de numerosas especies. Entre la lista de prerrogativas de las que se ha beneficiado y desarrollado este sector destacan:

·         Los espacios acotados en donde se lleva a cabo la práctica de la caza intensiva emulando a los mataderos al aire libre, con animales procedentes de granjas cinegéticas que son liberadas y abatidas a las pocas horas y días. Entre las especies que han estado formando parte de la lista de aprovechamiento intensivo, se encuentran la perdiz roja, el faisán, el conejo, la liebre, la paloma roquera y la codorniz, así como especies exóticas como el colín de California, el colín de Virginia o la codorniz japonesa (actualmente incluida en el catálogo de especies invasoras).

·         Las reintroducciones, repoblaciones e hibridaciones de diferentes especies que posteriormente forman parte de la lista de animales susceptibles de ser cazados con mayor o menor intensidad.

·         El suministro de alimento artificial suplementario.

·         La contaminación química y la perturbación acústica que producen los cartuchos y los disparos de las armas, a consecuencia de un armamento cada vez más sofisticado.

·         Las «autorizaciones excepcionales» y «emergencias cinegéticas» que prolongan las temporadas de caza fuera de los periodos hábiles y prácticamente todo el año.

·         La ausencia del conjunto de sectores afectados por la actividad cinegética, representativos del tejido social y usuarios de la naturaleza en el Consejo de Caza de la Generalitat de Catalunya, compuesto por treinta y cuatro miembros, quince de los cuales se encuentran directamente vinculados con la actividad cinegética con tan solo un representante del sector conservacionista.

·          Siendo una práctica cruel y violenta, que en muchos casos provoca agonías y fuerte padecimiento a los animales silvestres y perros de caza, es de observar el gran vacío en la aplicación, seguimiento y cumplimiento de la Ley de Protección de los Animales, dejando al margen a las entidades sociales que los defienden e ignorando sus quejas.

Si la caza fuese un elemento regulador, no utilizaría métodos adulterados y desestabilizadores como son las reintroducciones, hibridaciones, sueltas o los vallados y tampoco eliminaría a los depredadores naturales rompiendo el equilibrio de selección natural que ha autorregulado los ecosistemas y la biodiversidad durante miles de años.

La amenaza constante y la fuerte presión que la caza ejerce sobre el ecosistema y las especies, unido al conjunto de intervenciones artificiosas, han influido en el desequilibrio, debilitamiento genético y cambios biológicos y de conducta de los animales. En el caso concreto del jabalí, han favorecido adaptaciones artificiales y su desplazamiento hacia lugares que no le eran habituales antes de la década de los años sesenta del siglo pasado. 

Propuestas y alternativas

Las presiones derivadas de la caza y de las actividades humanas han forzado a los jabalíes a salir del bosque, hacerse visibles, modificar su conducta y generar conflictos. Es necesario detener las devastadoras, inútiles y contraproducentes batidas, propiciando un cambio de paradigma que reconduzca la situación, para que retornen a los bosques y recuperen su equilibrio poblacional. Bajo la premisa de implementar soluciones avanzadas, efectivas e incruentas, y evitando las presiones y perturbaciones que los han llevado a la situación actual, se tiene que facilitar que este suido ancestral y endémico del bosque pueda continuar desarrollando su función benefactora dentro del hábitat del ecosistema boscoso.

En el año 1974, el cantón de Ginebra (Suiza) decidió prohibir la caza, asumiendo la Administración Pública su control y seguimiento. Después de cuarenta y dos años de experiencia, los resultados derivados han sido muy positivos, evidenciando que sin presiones ni intervenciones de la caza deportiva, la fauna silvestre se regula por sí misma, el entorno natural se recupera y se enriquece su biodiversidad. El departamento de Fauna Silvestre y los técnicos rurales especializados son los únicos agentes autorizados por un comité que pueden llevar a cabo intervenciones puntuales y exclusivamente cuando es imprescindible actuar.

Entre las propuestas aportadas figuran las planteadas por la ONG ADDA, respondiendo a la ineludible necesidad de abordar soluciones alternativas, sin las intervenciones que han sido motivo y origen del problema, es decir, las relativas a la actividad cinegética.

También se enumeran soluciones implementadas en diversas localidades, comunidades o países con resultados positivos, disuasorios o paliativos, que cuentan con suficiente documentación bibliográfica para ser consultada, como pueden ser los pasos de fauna, repelentes olfativos, sonoros y visuales, vallados, cultivos apropiados y cerramiento de viales, así como los programas de control de natalidad.

·         Reducción drástica de la presión de las batidas de caza para evitar la huida y dispersión a causa del hostigamiento de las cacerías y las sistemáticas matanzas.

·         Estricta protección y salvaguarda de los jabalíes adultos, líderes y experimentados del grupo (machos y hembras) por su positiva influencia como guías del grupo, la autorregulación poblacional, la cohesión y estructura social.

·         Reducción de las APC (áreas privadas de caza).

·         Preservación de los hábitats naturales boscosos más idóneos para los ungulados garantizando la tranquilidad necesaria y prohibiendo la actividad cinegética.

·         Estudio para favorecer determinadas plantaciones forestales en los hábitats de los jabalíes y evitar así desplazamientos motivados por escasez de alimento.

·         Habilitar suficientes corredores y pasos naturales de fauna para que los animales silvestres puedan evitar los viales transitados y los entornos más humanizados.

·         Desfragmentación de hábitats mediante la restauración de espacios rurales y boscosos que han sido roturados, provocando desconexión con el consiguiente aislamiento de la fauna y aumenta la incidencia de las colisiones con los vehículos.

·         Distanciar los cultivos de las masas forestales.

·         Reemplazar determinados cultivos como el maíz por otros menos atrayentes.

·         Vallado y protección de los campos de cultivos.

·         Cerramientos perimetrales de las carreteras a fin de evitar el cruce imprevisto de los animales.

·         Repelentes sonoros, visuales y olfativos que actúan como elemento disuasorio.

·         Favorecer la presencia de los depredadores naturales, como el lobo, el zorro y el águila.

·         Implementación de programas de esterilización que ya se han mostrado efectivos.

·         Incidir en las campañas de mentalización entre la ciudadanía para que no favorezcan cambios de comportamiento y alimento.

·         Participación y consideración del criterio de entidades conservacionistas, ecologistas, de defensa de los animales y colectivos sociales en los proyectos y las decisiones que la Administración se proponga llevar a cabo.

·         Dignificar la imagen del jabalí resaltando su función ecológica.

Informe elaborado por Ong ADDA. Estudio, dirección y redacción: Carmen Méndez. Barcelona, Mayo 2017.

 

Ong ADDA  -Junio 2007


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