¿Quién incrementa la inflación?

ADDAREVISTA 26

Los Estados que se dicen avanzados, a través de la justa distribución del dinero que recaudan de sus ciudadanos (sujetos pasivos), deben responder a un cierto número de contraprestaciones básicas con mayor o menor fortuna, acierto y honestidad, que harán de aquellos países Naciones modernas con un estimable estado de bienestar para sus residentes. Un Estado debe garantizar condiciones básicas: sanidad, educación, transportes e intercomunicaciones, sean éstas las tradicionales de superficie o, recientemente, a través de la red (Internet).

El Servicio de Correos ha ido, a través de los tiempos, evolucionando con las épocas, siendo el nexo vital de transmisión de información en sus más variados aspectos. Y todavía continúa siéndolo, pues por muy adelantados que resulten otros sistemas, fax, telégrafo o teléfono, ciertos soportes escritos deben ser circulados físicamente por tierra mar y aire. El correo es, pues, hoy por hoy, insustituible. Su desaparición significaría un trastocamien-to total del mundo actual y, con ello, un caos. Buena prueba de ello es la paralización de un país cuando se produce una huelga en este sector: en Francia, La Poste junto con la SNCF han dado buena prueba de ello con huelgas muy sonadas por su duración.

Correos, en los últimos años y coincidiendo con el mandato del Partido Popular, primero de forma sutil y últimamente descarada, ha encarecido las tarifas hasta llegar a causar serios problemas en muchas empresas que utilizan este servicio de forma habitual. Y ciertas ONGs han recibido la bofetada en plena cara. Primero se empezó por igualar las tarifas de las cartas tanto en el interior de poblaciones como a otros lugares; se rompía, así, una tradición postal histórica en España. Era ya lo mismo enviar una carta a la acera de enfrente que al lugar más alejado de la península. Nadie protestó. Más tarde, para las entregas masivas de correspondencia (campañas publicitarias, revistas, periódicos, etc.) se exigieron cantidades mínimas de 500 ejemplares. Nadie protestó. Y a partir de primeros del año 2002 se suprimen de un plumazo los Impresos, que fueron sustituidos por el llamado Publicorreo (siempre con mínimos de entrega), con unas condiciones de franqueo tan complicadas que es necesario un curso de capacitación acelerada para aplicarlas. Además, la entrada del euro se aprovecha para incrementar al doble el franqueo de los periódicos, tarifa donde está clasificada ADDA Defiende los Animales. En cambio, el servicio que se da resulta ser el de siempre: ni se ha aumentado el horario de atención al público (las estafetas continúan cerradas por la tarde), ni el reparto se ha visto mejorado; indicación clara de que tan sólo se ha perseguido rentabilizar el servicio.

El impacto económico para ADDA y esta publicación ha sido de tal envergadura que la asociación se ha visto obligada, muy a pesar suyo, a aumentar las cuotas y, también, el precio de esta revista, dándose la paradoja de que, para ciertos destinos, el precio del franqueo supera al precio de impresión. En un interesante estudio comparativo del aumento de precios producido en los diferentes sectores económicos, Correos supera el 100 %. Y nadie protesta.

Es posible que el servicio de Correos resulte deficitario para el Estado, pero al ser una de las necesidades esenciales de un país, se debe aceptar este hecho como uno más de los servicios sociales que se deben sufragar; igual que la educación, la sanidad u otras necesidades vitales. Por lo tanto, en una ingeniería de índices de consumo se integran las rebajas y cualquier otro factor para hacer cuadrar los números y decir que la inflación está controlada.

 

Ong ADDA   Enero/Junio 2003


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