Crueldad sin límites

ADDAREVISTA 20

No era tan sólo el entrenamiento de un torero, era un rodaje bajo una dirección artística. Ante la avalancha de reacciones por la denuncia de la asociación Amnistía Animal – Comunidad de Madrid contra Pedro Almodóvar, su productora, El Deseo, trató de justificarse. Y emitió un comunicado en el que se asegura que les fueron concedidos “todos los permisos legales y sanitarios precisos” para filmar a puerta cerrada “una lidia de reses bravas de las que los profesionales del toreo celebran habitualmente como parte de su entrenamiento”. O sea, que ya que se iban a lidiar los toros, se filmó; y no que se mataron los toros para el rodaje.
El director manchego pretende hacernos creer, por tanto, que las imágenes que presenta la revista Interviú en su número del 30 de julio de 2001, en las que aparece él mismo dirigiendo el rodaje desde el tendido de la plaza de toros de Brihuega (Guadalajara), no significan que el entrenamiento fuera un rodaje bajo una dirección artística. En las fotografías aparece también su asistente – con el megáfono- transmitiendo las órdenes al novillero para que, por ejemplo, se saliera de la zona de sombra. Y dice que fue “el entrenamiento de un profesional del toreo”. ¿Se trata de una burla o de una excusa cualquiera para acallar las peligrosas críticas de los animalistas, que le han costado ya una denuncia?

En todo caso, seguro que no le fue difícil conseguir los “permisos legales y sanitarios precisos” para torturar hasta la muerte a dos toros en Brihuega, puesto que en Guadalajara nadie se ha preocupado de promover una ley que prohiba filmar estas escenas. Afortunadamente, en Madrid, donde se continuó el rodaje cinco días después con otros cuatro toros, la ley 1/1990 de Protección de los Animales Domésticos dice que “la filmación de escenas con animales para cine o televisión que conlleven crueldad, maltrato o sufrimiento requerirá autorización previa del órgano competente (...) y que el daño al animal sea un simulacro”. Así pues, la denuncia sólo puede referirse a estos cuatro astados.

Y ¿qué cabe destacar del “profesional” del toreo al servicio de Almodóvar? Juan Antonio Alcóbar, “Macareno”, es un matador tan “experimentado” que provocó que al segundo toro que lidiaron aquella tarde en Brihuega tuvieran que propinarle varios pinchazos para matarlo. El animal, agonizando, intentó ponerse en pie. Y, tal y como muestran las fotografías del mencionado reportaje, lo consiguió durante unos instantes, hasta que “volvió a caer en la arena. Momento que aprovechó el puntillero para acercarse con su arma. Y hasta tres veces se la tuvo que volver a clavar para darle muerte”. Y eso que el padre del matador aseguró que los seis toros que compró para que lidiara su hijo tenían defectos: “unos eran cojos, otros medio ciegos, y los demás, demasiado bajos para salir a una buena plaza. Así salen más baratos”. No se sabe qué hubiera tenido que hacer el novillero para acabar con ellos si los pobres animales hubieran estado en plenas condiciones de defenderse.

El director manchego y sus ayudantes aplaudieron a “Macareno” al final de su faena. No cabe pues ninguna duda de que el rodaje de la película “Hable con ella”, en la que Rosario Flores encarna a una torera llamada “Lidia”, ha demostrado la clase de afecto y aprecio que siente Pedro Almodóvar por la vida animal.

 

Ong ADDA   

 


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