Demasiados cuernos en la filatelia española

ADDAREVISTA 3

La filatelia, aparte de ser un sano entretenimiento y una buena forma de ahorro-siempre que se sepan ad­quirir buenos ejemplares, sin prisas, y a precios razonables—, forma par­te del patrimonio cultural de un país. El primer sello que apareció en el mundo fue el famoso «penny black» (un penique, color negro), en Gran Bretaña el año 1849. En Es­paña el cuatro cuartos, negro, se emitía en 1850 con la efigie de la Reina Isabel. Nuestro país se ha dis­tinguido, al menos en sus primeros años, por la belleza de sus sellos de grabados e impresiones muy cuida­das.

La efigie de Isabel, los Alfonsos, la Familia Real y después una va­riedad de motivos, fueron debidos a grabadores tan famosos como Julia Sánchez Toda y la escuela que ellos crearon. Los sellos de la Re­pública y del Estado Español —a pesar de las dificultades que la gue­rra civil impuso— intentaron man­tener el buen nombre de nuestras emisiones. Uno de los alicientes del buen fi­latélico es lo que se denomina «la temática», en que ya sea por nación o naciones, se coleccionan todos aquellos que tienen un denomina­dor común por el tema que repre­sentan. Así pues, existe diversidad de motivos: flora, fauna, astrofilatelia, coches, flores, ferrocarriles y tantos otros. Con la dictadura fran­quista dio comienzo una temática, suponemos dirigida, sobre la tauro­maquia; en 1960 aparecía una lar­ga serie de dieciséis valores titula­da «Fiesta nacional, Tauromaquia». En ella se representaba desde el toro en la dehesa, los distintos lances y «suertes», hasta el torero Paquiro. Es lógico que se precisaran varios sellos, todos distintos, para la glo­rificación de la corrida. En 1964 vuelven a aparecer los toros con motivo de la Feria Mundial de Nue­va York con otro sello denominado «La Fiesta Brava» —no confundirse con la Costa Brava— en la que apa­recía un torero en un pase de «ve­rónica». En 1965 con motivo del Día Mundial del Sello, otra serie, de tres valores, con la efigie estilizada de un toro embistiendo, no a un ca­pote sino, a unos sellos que apare­cen al fondo, lo cual no deja de causar cierta perplejidad. En 1966 en la serie Europa-CEPT, que por sí ya es una temática muy solicitada, pues incluye las emisiones de todos los miembros de la CEPT, aparecen dos valores, con la misma imagen, simbolizando el «rapto de Europa por el dios Zeus» en la que se in­tenta representar un cierto baile eso­térico entre ambos; tras tan inten­sos años de cornamenta, se da un respiro hasta que en 1984 vuelven a aparecer los cuernos con motivo de las Fiestas de San Fermín de Pamplona. Cuatro años después, en 1988, otro toro de lidia «en carrera a lo largo de la playa» se emite con motivo de la Exposición Mundial de Brisbane (Australia). Nótese que no se guarda ningún pudor en evitar el tópico de la España torera en el ex­tranjero, antes bien, se le abona: pri­mero la Feria Mundial de Nueva York, luego la de Brisbane.

La asociación ADDA, conscien­te de la falta de una llamada a la de­fensa y respecto con los animales en los sellos de España, llenos de cruel­dad con ellos como queda demos­trado, inició el mes de octubre pa­sado, contactos con la Comisión de Programación de Emisiones de Se­llos, dependiente de la Dirección General de Correos y Telégrafos, que elabora la confección del pro­grama de emisiones, exponiendo sus razonamientos y tiene solicitado que se emita una serie, de varios valo­res, en la que figuren los distintos campos más representativos del bie­nestar animal: víctimas de las fies­tas populares, utilización masiva en experimentos, transporte degradan­te de animales de abasto, engordes artificiales y forzados...etc. Los razonamientos de esta petición pa­recen, en principio bien fundamen­tados y la Comisión, receptiva a la propuesta, lo tiene en estudio. Se­ría un gran avance, en nuestro país, poder franquear una carta con un mensaje de respeto y ayuda hacia quien no puede solicitarla.

Recientemente este mismo año, la Gran Bretaña acaba de lanzar una serie de cuatro valores, con la cali­dad de impresión y diseño que los caracteriza, dedicada a conmemorar los ciento cincuenta años de exis­tencia —la más antigua del mundo— de la Real Sociedad para la Prevención de la Crueldad con los Animales, RSPCA. Esperemos que la Comisión de Programación de Emisiones se decida, de una vez, a cubrir esta carencia.

 

Ong ADDA  -Julio/Septiembre 1990


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