Los otros antitaurinos - Redacción

ADDAREVISTA 39

En los estados democráticos -o al menos, en los que así lo proclaman- el número de asociaciones, las ONG, dan una idea del tejido social participativo en las aspiraciones de la ciudadanía en infinidad de propuestas y necesidades que se demandan de sus dirigentes políticos que han sido democráticamente elegidos. El movimiento asociativo es, digamos, la polea de transmisión que canaliza la petición social hacia el departamento administrativo que corresponda. Así pues, estas entidades, con mejor o menor fortuna, experiencia o capacidad, vehiculan su trabajo y esfuerzos representando la solicitud o pretensión de diferentes colectivos. No obstante, como cada vez más en tantas cosas, las entidades precisan del factor humano -voluntariado- para que les ayuden a realzar, a visionar exteriormente, el desarrollo de cada campaña.

Esta labor, que debe ser ejecutada con profesionalidad, a menudo se ve complementada por otros activistas "de a pie" con inercias propias, que aún actuando dentro del objetivo de las campañas, toman sus propias decisiones y... ¡las llevan a cabo! Siempre que éstas estén, dentro de la legalidad, hay que tomarlas como un complemento imprescindible que ayudará a obtener los objetivos deseados aunque por su indivi-dualidad no se ajusten a una estricta estrategia previamente planificada. Quienes así practican este activismo, al comprometerse por sí y para sí mismos, se imponen un rigor de cumplimiento que difícilmente se encontrará en otro voluntariado, pues va mucho más allá de un activismo reglado.

Este es el caso de Lluis Villatorta que desde hace años, está presente, solo, o acompañado de un grupo de participantes -que ya casi semejan una familia-, que no puede faltar frente a la plaza Monumental de Barcelona en cada corrida que se celebra. Ya sea en el orquestado "lleno" Q?) anual del matatoros J.T. o sean las corridas de siempre; las de la plaza vacía con los mínimos dosificados por los turistas de los países del Este traídos en autocar desde la Costa Brava. En su mayoría jamás volverán y salen horrorizados a la muerte del segundo toro; pero ya han aportado su triste dádiva para que el "motor" de la plaza, presto a calarse, todavía pueda continuar girando unas cuantas vueltas más.

¡Bravo, pues, por ellos y por ellas! Por su esfuerzo en favor de la causa, por su iniciativa, por su sacrificio y por su tenacidad. Y por todo aquello que, a veces, al no ajustarse "al protocolo" animalista, no es reconocido ni agradecido en toda su amplitud.

 

Ong ADDA  -Diciembre 2009


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