Febrero 2012.- La entrada en el gobierno de Partido Popular (PP) está conllevando una ofensiva, un tsunami arrollador para la reinstauración taurómaca de España. Se descubren unas ansias retenidas, contenidas y al fin liberadas, para volver a poner las cosas en su lugar; un lugar lúgubre, de tiempos pasados, que hay que rememorar y recobrar. Si el gobierno socialista, premonitoriamente, ya pasaba las corridas al ministerio de Cultura (ahora, Cultura, Educación y Deportes) e instauraba premios nacionales a la tauromaquia y Esperanza Aguirre, un personaje singular dentro del PP, como respuesta a la prohibición catalana, les concedía el título de «Interés de Bien Cultural en la CAM», ahora, con una mayoría absoluta con la que presumir, usar y abusar se pretende que los españoles y las españolas, los padres, los hijos y los abuelos se sientan muy satisfechos y sean partícipes de las «bondades de las corridas». Especialmente incomprensible es que se busque adoctrinar en las escuelas a los más pequeños o que desde los institutos se hagan salidas colectivas para visitar los cosos taurinos y conocer el proceso de las corridas. Parece que el fin justifica los medios: se quiere crear la afición necesaria para la «retaurinización» de la juventud española.

El ministro de Cultura, José Ignacio Wert, también dedica su importante tiempo a comparecencias para ensalzar lo cultas —como fuentes de conocimiento— que son las corridas de toros, para convertirlas en «patrimonio inmaterial» y para la puesta en valor de los toros como «bien cultural». Está clarísimo, pues si lo dice un ministro de Cultura, lo son. Así pues, la población española tiene que culturizarse: apreciando, conociendo, disfrutando, promocionado y participando como aficionados. Para ello su ministerio, dará premios, rebajará impuestos, dará subvenciones y todo lo que sea necesario para su máximo esplendor.

El consejo de administración de RTVE (15/02/2012) ha modificado su «Manual de Estilo», lo que representará la vuelta a la pantalla de las retransmisiones taurinas. La votación fue la siguiente: a favor: el PP, la UGT y IU —más tarde en un comunicado confuso, ni lo afirma ni lo desmiente—. Votó en contra: ERC. Se abstuvieron: PSOE y CIU. Estos resultados llevan a una reflexión, ¿para la UGT serán sus bases más longevas? ¿Y las nuevas generaciones? La catalana CIU se abstuvo, ¡pero si fue este partido el que lideró la prohibición de los toros en Cataluña! Es posible, no obstante, que ante tal desmadre torero, los miembros del consejo de administración —menos uno— quedasen obnubilados a favor de la tauromaquia.

Se discute que quizás en horario infantil… ¡Pero si es lo que desde el ministerio de Cultura y Educación —sí, Educación— se pretende! Las corridas de toros deben ser un bien cultural e inmaterial. Todos los españoles y españolas deben estar —salvo una minoría intrascendente— a su favor. No existe ni crueldad ni violencia; tampoco peligro para los toreros que participan, y los toros, que han tenido la suerte de nacer para esto, ¡no sufren! Sobre todo, en estos momentos es lo más importante en España y por ello merece una atención preferente. Es de lamentar que otras incómodas situaciones actuales —la crisis, los parados— estén estorbando y distrayendo la atención acerca de lo que a partir de ahora tendremos y deberemos fomentar: ¡las corridas de toros!

EXALTACIÓN TAURINA

Pero todo lo anterior tiene que ser superado, pues el pasado día 21 de marzo de 2012 fue un día triste para España. Cuando la máxima representación democrática de un país, que es la Presidencia del Congreso de los Diputados, toma parte activa en una petición en forma de Iniciativa Legislativa Popular, ILP, se salta lo establecido en esta institución y adelanta manifestaciones ya a favor de una parte  antes de seguir todo su trámite legislativo, es que algo muy grave no funciona.

La entrega por parte del sector taurino en el Congreso de 587.000 firmas que tienen que seguir todo un proceso de validación para que resulten  y formen parte constituyente de la ILP , y el trato de favor partidista, de euforia  y de bienvenida mostrado por su presidente, ya da por hecho y ratificado que la petición, en la que figuran las firmas de Mariano Rajoy y Esperanza Aguirre, seguirá adelante con diligencia  para que sean declaradas lo antes posible las corridas de toros como “Bien de Interés cultural”, BIC. La iniciativa ha salido  de la Federación de Entidades Taurinas de Catalunya  como consecuencia de otra ILP presentada por la Plataforma PROU que logró su prohibición  en Cataluña a partir del primero de enero de 2012. Pero, ahora,  al tramitarse a través del Parlamento español, su decisión abarcará a todo el estado.  Es la primera vez –no existía ningún precedente- que el Congreso de manos de su presidente, Jesús Posada, recibe en el Salón de Pasos Perdidos a una  Comisión   portadora de una ILP, les muestra la institución y algo insólito, se hace la foto junto con los promotores en el centro de la sala de plenos. Ni sindicatos, ni donación en dación, ni cualquier otra iniciativa popular, han recibido, jamás, tal calurosa bienvenida. Fue tan escandalosa esta exaltación torera que pocos días más tarde tuvo que dar marcha atrás comprometiéndose a que de, ahora en adelante, cualquier Iniciativa Legislativa Popular, ILP, “tendría el mismo tratamiento que dispensó a los colectivos antitaurinos”,  prueba irrefutable del exceso que cometió habido el cargo que ostenta.  Lo que no aclara es si también permitirá discursos de parte, paseos  y posado en el hemiciclo.

Con la entrada del nuevo gobierno, desde las manifestaciones a favor de los toros encabezadas por el ministro José Ignacio Wert  –recuérdese, de Cultura- y ciertas manifestaciones de diputados pro taurinos en el  Congreso,  una potente y bien organizada ofensiva tiene por objeto la taurinización de España. Si no es por voluntades, lo será por normativa. Y es que “todo concuerda”,  citando a la columnista Rosa Montero.  Fue significativo que a tres días de las elecciones andaluzas, que era una Comunidad muy apetecible para el PP,  feudo socialita desde hace 30 años, apareciese esta teatralización de  la presentación de la ILP en el Congreso,  con la idea  de buscar el voto andaluz; algo, además, equivocado.  Entretanto se acallaron los resultados de la reciente encuesta de Sigma Dos (junio de 2011) sobre la población de Madrid que rechaza por un 74,5 % el maltrato a los animales en un espectáculo público (corridas de toros)  y un 67,7 %  es contrario a que éstas reciban subvenciones.  Pero los resultados  –en clave animalista- de las elecciones,  no fueron los que el Partido Popular esperaba. Andalucía seguirá siendo gobernada por los socialistas con el apoyo de Izquierda Unida  y este nuevo compañero de viaje que implica una participación verde y por tanto animalista, imprimirá un sentido más respetuoso hacia los animales y, consecuentemente, es de esperar, antitaurino.

Sirva lo anterior como llamada de atención para hacer ver que los excesos de esta ofensiva de exaltación taurómaca  no se corresponden con el sentir mayoritario de los españoles. Nadar en contra de la corriente en temas tan sensibles como éste, agota. No tardará en producirse la necesaria reacción porque el sentido común  -se está en pleno siglo XXI-  hará que España, integrada en la Unión Europea, se vaya decantando hacia la modernidad  que representa el respeto y  el bienestar de los animales.