La Directiva sobre Cosméticos se muere de vieja - Redacción

ADDAREVISTA 33

La Directiva Europea sobre Cosméticos, una de las más antiguas de la Unión Europez, tiene 30 años de antiguedad. A través de este largo periodo ya acumula 44 enmiendas que la han convertido en un texto farragoso, complicado y en algunos aspectos, contradictorio. La Comisión, porque éste no es el único caso, adoptó en el año 2005 la resolución de revisar 220 Directivas antes de 2009, incluida la de Cosméticos.

Belleza sin crueldad significa productos cosméticos, tanto en materias primas como en acabados, no testados con animales. Algo que parece tan lógico fue, y es, motivo de una de las más largas tramitaciones en el seno de la Unión Europea. Teniendo en cuenta que la cosmética es masivamente utilizada en los países desarrollados y que no se trata tan sólo de la idea simplista que se tiene en cuanto a cremas, barras de labios, perfumes, etc., sino que prácticamente cada ciudadano utiliza cada día algún producto cosmético, cabe imagimarse el enorme volumen de negocio que esto significa, y los poderosos lobby que presionan para que no se les limiten ni reduzcan sus beneficios. 400.000 puestos de trabajo en la U.E. dan idea de la fuerza de este sector.

La de David contra Goliat ha sido la permanente lucha que han mantenido los animalistas para eliminar de esta industria las tres clásicas pruebas que forman parte de los «dossieres» necesarios para poner un cosmético en el mercado: la prueba de toxicidad DL 59 (dosis letal Draize), la de irritación en piel, y la de irritación en los ojos. Tres crueldades refinadas a las que son sometidos millones de animales cada año. No obstante, el pequeño David ya no lo es tanto, y cada vez va creciendo más, porque cuando se conoce la trastienda del glamour de los edulcorados anuncios de la belleza perfecta, la fealdad en que se basa asoma y obtiene el rechazo, casi unánime, de toda la población. Por esto, la Directiva Europea sobre Cosméticos –¡asómbrense!– apareció hace 30 años y ya acumula 44 enmiendas. En estos años ha llegado a ser un texto complicado, demasiado fragmentado y, lo que es peor, en algunos casos contradictoria consigo mismo. Es fácil comprender que este maremágnun legislativo, por su edad y por presiones desde ambos lados, sea en la actualidad difícilmente «digerible».

La Unión Europea, excesivamente burocratizada, empieza ahora a darse cuenta de una necesaria revisión a fondo de muchas de sus Directivas a fin de aligerarlas, buscando en su practicidad una mejor y más rápida implementación. Por esto, en el año 2005 se adoptó la resolución de revisar antes de 2009 nada menos que 220 Directivas, entre las que se encuentra la de cosméticos.

Una de las peticiones animalistas ha sido recurrir a los métodos alternativos para evitar la masacre de animales. A este respecto, la U.E. lleva invertida en investigación y validación –entre los años 2001 y 2006 y principalmente en su centro ECVAM , ubicado en el norte de Italia– la importante cantidad de 65 millones de euros, cifra que piensa incrementar en el futuro. Esta publicación ha puesto de relieve en repetidas ocasiones la lentitud, la paz y el sosiego –con excelentes remuneraciones– con los que se desarrolla este costoso programa, supuestamente bien acogido por aquella parte de la industria cosmética aferrada en el pasado y en la masiva utilización de animales.


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