Ahora ganaderos “románticos” de cerdo en intensivo

ADDAREVISTA 42

Noviembre 2010.- Al noreste español, hará más de dos decenios, bajo el vistoso señuelo de incrementar la “economía productiva” se les ofreció como solución a todos sus problemas económicos dejar los campos –sus campos de toda la vida- para cambiar la agricultura tradicional por la cría de cerdos. Algo que aparte de la matanza anual para el consumo propio de un animal criado y engordado en un semi-extensivo, no tenían ni idea de lo que era encerrar en unos pestilentes cobertizos a cientos de animales para su engorde. Por intereses foráneos se precisaba encontrar otros lugares en la misma Europa para desarrollar algo que no podían hacer en sus propios países porque conocedores de las molestias inherentes que significaban las sucesivas y cada vez más estrictas reglamentaciones tenían dificultades y se les encarecía la carne de cerdo que producían. A nuestros agricultores no se les ofreció nuevos sistemas agrícolas capaces de especializarse en nuevas tecnologías que sin caer en los transgénicos –algo a lo que se ha sucumbido en Cataluña- pudiesen ofrecer unos productos aptos para su comercialización en un comercio globalizado y aún más si con cultivos ecológicos tenían la oportunidad de un sobreprecio añadido., porque criar cerdos en intensivo se puede hacer en cualquier parte, pero especializarse en una agricultura puntera en un lugar con un clima único como tiene España, para la competencia esto ya les resultaba más difícil.

La meditada estrategia comercial significaba que este nuevo “ganadero” era una parte, eso sí, importante del proceso que suponía suministrarle los lechones procedentes del centro de Europa -principalmente Holanda- los piensos para el engorde y del transporte de retorno de los cerdos a su punto de origen, por carretera, con destino al matadero.

Los resultados han sido nefastos: los cobertizos medio fabrica/almacén han proliferado por amplias zonas de España -en especial Cataluña y Aragón- con el efecto contaminante de sus purines en las capas del subsuelo freático y la dificultad y la carestía de su consiguiente tratamiento, la emisión de CO2, el afear el paisaje, el tufo pestilente que emanan y la contaminación de los acuíferos, son los resultados desastrosos que aquella “economía productiva” que tenía que solucionar tantos problemas. Pero hay más. Visto que el cereal, uno de los componentes para la fabricación del pienso se ha convertido en un factor especulativo y ha incrementado su precio un 20% (en época de crisis), ahora se les tacha a este “aprendiz de ganadero” de “productor romántico” y se le manipula para que desista con la amenaza solapada de que en el año 2013 entran en vigor la nueva Directiva europea sobre bienestar animal con lo que más de un 30 por ciento de sus instalaciones quedarán fuera de la normativa y se les dice que la solución está en la concentración. La concentración en toda su trazabilidad: desde los piensos, las macro granjas, los macro mataderos y una unificada línea de transportes y abastecimiento. Recomendamos a nuestro lector que repase el ejemplar nº 39 de esta publicación cuando al tratar de la gripe porcina se puede establecer el mismo paralelismo con lo ocurrido en los Estados Unidos en donde, paradójicamente, se multiplicó el número de cerdos a la vez que disminuía drásticamente el número de granjas -si es que así se les puede llamar- con el peligro sanitario que llevó aquella pseudo pandemia.


Relación de contenidos por tema: Cría intensiva


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