Nueva tragedia ambiental en Galicia: ¿Fue acertada la decisión de alejar el petrolero Prestige mar adentro? - Redacción

ADDAREVISTA 26

El accidente ocurrido en las costas gallegas por el petrolero Prestige, con un derrame de miles de toneladas de fuel, ha sumido nuevamente a esta comunidad en el desaliento yel desespero pues ha afectado de lleno a su riqueza secular: la pesca y el marisqueo, y causado un grave daño a las aves y fauna marinas. Falta de coordinación por parte de la administración central, la Xunta y los municipios afectados, indiferencia y negligencia de la Unión Europea (España tiene a Loyola de Palacio como Comisaria de TRansportes en la UE) y un confuso entramado con el destino de la carga y las sociedades interpuestas de los armadores, hacen de este nuevo caso otro desastre, tanto social como ecológico.


Hechos tan desgraciados como el sucedido con la tra­gedia del petrolero Prestige, portador de 70.000 tone­ladas de fuel, frente a las costas de Galicia ponen de manifiesto muchos aspectos que deben ser enmenda­dos de inmediato. A la Unión Europea le falta todavía mucha "unión" para demostrar, cuando es verdadera­mente necesaria, su solidaridad interna. Cada país mira por lo suyo y, a la vista de los desastres del veci­no, se prepara para prevenir sus propias catástrofes (los franceses se preocupan de si el viento rola hacia el Golfo de Vizcaya y los portugueses, igual). En España las instituciones, Gobierno, Xunta de Galicia y muni­cipios, independientemente del partido que gobier­ne, muestran, una vez más, alarmantes fallos de estructura, logística y sentido común.

En el año 1976 el Urquiola vertía frente a las costas de La Coruña 108.000 toneladas de bruto, lo que causó un desastre ecológico de inmensas dimensiones y llevó al paro a miles de personas que dependían, directa o indirectamente, de unas actividades tan vita­les para Galicia como son la pesca y el marisqueo. Después fue el Mar Egeo. La recuperación de las cos­tas por la marea negra es lenta y costosa, pues se causa un daño tan profundo que una acción humana dañi­na perfectamente calculada no lo podría superar.

PREGUNTAS

Una vez ocurrida la desgracia es fácil abundar en las críticas. No obstante, ¿fue acertada la decisión de ale­jar el navio herido, con el consecuente vertido de fuel, mar adentro? ¿No parecía más lógica una solución de mayor valentía?: remolcarlo y embarrancarlo en una ensenada para contener el vertido en una zona redu­cida y controlable y, en su caso, incendiar el barco para que la contaminación marina se convirtiese en aérea y, por lo tanto, mucho más dispersable. Ahora bien, al zozobrar el Prestige, partido en dos, a unas 300 millas de la costa, un efecto abanico motivado por el viento y las corrientes no ha hecho más que expandir el vertido en una zona mucho más amplia. Queda como una tumba submarina a más de 3.000 metros de profundidad; una potencial carga de pro­fundidad que alo largo de los años aún puede dar mucho que hablar. Por el momento son 400 los kiló­metros de costa gravemente contaminados. Mientras, el residuo viscoso, mortal para las aves marinas, puede ser retirado de las playas; con esfuerzo, pero con mayor facilidad. Quizás esta necesidad ayudará en la próxima temporada turística (otra de las fuentes de riqueza de Galicia), pero la negra pasta que impregna las rocas y acantilados en lugares difícilmente accesi­bles, esparcida por las mareas y el oleaje, matando toda riqueza marina, es prácticamente imposible de eliminar en su totalidad. Sólo en muchos años, y gra­cias la acción natural, se puede conseguir.

EL ECOLOGISMO Y LOS INTERESES DEL PETROLEO

Entretanto, aún se escuchan, en sesudas tertulias radiofónicas y columnas de opinión, veladas o abier­tas críticas al colectivo, sic "ese coñazo de los ecolo­gistas", que denuncian los peligros vaticinados desde hace años y que, fatalmente, tarde o temprano, ocu­rren. En Europa, lo más florido de ella, o sea la UE, como en otras ocasiones, se hace dejación de los inte­reses de sus ciudadanos a favor de las grandes multinacionales o los intereses económicos y no se impo­nen medidas severas para, al igual que los pasillos aéreos de los aviones, marcar unas derrotas estrictas en sus aguas para toda clase de transporte marítimopotencialmente peligroso; algo tan fácil y exacto hoy en día con la navegación por GPS (Glogal Position System). También sería necesario prohibir no sólo la opción de atracar en sus puertos sino la de navegar a vetustos cargueros y petroleros con banderas de con­veniencia, fletados por armadores de compañías superpuestas y todo un tinglado que no tiene otro fin que el de obtener más beneficios. Finalmente, habría que limitar el tonelaje de los superpetroleros, sean o no de doble o triplecasco. Si los beneficios de las grandes compañías a las que les interesa la dependen­cia del petróleo y que intentan retrasar la introducción, a gran escala, de las energías renovables disminuyesen, aumentaría la seguridad del medio ambien­te, ya tremendamente erosionado. En el mundo del crudo está demostrado que los beneficios obtenidos por las compañías son directamente proporcionales al daño causado al medio ambiente. En otras pala­bras: a más beneficio, mayor riesgo de polución.


ESPECIES DE AVES DAÑADAS

Según la organización, SEO Birdlife, la marea negra puede haber afectado a miles de alcatraces cormoranes (víctimas una vez más de estos desastres), negrones comunes, frailecillos, gaviotas, ánades, garzas reales, fulmares, pardelas, martines pescador, verderones... y lo que es más grave por su delicado estado próximo a la extinción, al arao, que anida en Galicia y que contaba tan sólo con entre 12 y 30 parejas. Las aves, empapadas del viscoso líquido, mueren por diversas causas: porque sus plumas pierden la capacidad de aislamiento, de frío, de hambre, ante la imposibilidad de volar o por envenamiento al intentar sacarse el petroleo con el pico.


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