Nacer galgo. Vivir y morir torturado - Carolina Pinedo

ADDAREVISTA 33

Nacer en una nave industrial, entre polvo y suciedad. Pasar hambre, frío, calor... Vivir hacinado y sin recibir nunca cariño de sus dueños. Morir torturado a los tres años de edad. Este es el destino de miles de galgos en España.

500.000 galgos al año se usan en España para cazar, de los que 50.000 son sacrificados. Muchos de ellos son colgados en los árboles para que mueran ahorcados, pero ni siquiera de forma que la muerte sea rápida, sino para que luche por sobrevivir inútilmente durante horas, apoyado en las patas traseras. Otros reciben un tiro en la cabeza o son abandonados a su suerte.

El mundo de la caza con galgo es muy competitivo, y también muy cruel. Los animales son considerados meras herramientas para cazar. España es el único país europeo donde no se ha prohibido este tipo de actividad cinegética, en la que es el perro quien caza directamente la pieza, para lo cual tiene que ser muy rápido y obediente.

Según Cristina, de la asociación Galgos Sin Fronteras, «el entrenamiento de estos animales es muy cruel. Atan a diez galgos a una furgoneta para que corran detrás, arrastrándolos, y, además, les hacen pasar hambre». Por otro lado, las hembras viven para criar compulsivamente, sin recibir cuidados sanitarios. De esta forma, convergen varios factores macabros: la cría y eliminación continua, además de la tortura sistemática de estos sufridos animales.

LEYES QUE NO SE CUMPLEN

Curiosamente, las leyes autonómicas recogen la obligatoriedad de declarar como núcleo zoológico la posesión de un número igual o superior a cinco animales. Esto implica unas instalaciones adecuadas en cuanto a espacio habitable, atención sanitaria o condiciones higiénico-sanitarias adecuadas, y la posibilidad de ser inspeccionados dado que están localizados . Sin embargo, y a pesar de las denuncias interpuestas en el SEPRONA, de la Guardia civil, la Administración no está sancionando a los galgueros que tienen a sus animales hacinados y escondidos en naves o corrales. El transporte tampoco se hace de forma legal, ya que estos perros son amontonados en pequeños remolques que se enganchan a los todo-terreno que, durante la temporada de caza, se pasean por las plazas de muchas ciudades y pueblos españoles ofreciendo una estampa macabra y vergonzante de unos animales maltratados sin tregua. Galgos Sin Fronteras opina que no hay voluntad para acabar con estas situaciones, y que en comunidades autónomas como Castilla-La Mancha la ley en esta materia está sin estrenar, porque, vergonzosamente, no se ha impuesto ni una sola sanción. Añade, no obstante, que, al menos, existe actualmente la obligación de identificar a los animales con microchip, un logro conseguido tras años de lucha.

Una vez más, parece que en España hay ciertos sectores intocables que tienen carta blanca para maltratar y torturar a los animales, y, como siempre, la palma se la llevan las actividades cinegética y taurina.

ESTUPENDOS ANIMALES DE COMPAÑÍA

El caso es que los galgos son unos grandes desconocidos como animales de compañía. Su estética y su historia, asociada a la actividad cinegética, han fabricado muchos prejuicios sobre estos perros. Así, se tiende a pensar de ellos que son nerviosos, que necesitan mucho ejercicio o que se adaptan mal a los pisos de las ciudades, porque necesitan vivir en el campo. Nada más alejado de la realidad, ya que los galgos son animales muy nobles, adaptables a cualquier espacio, además de muy cariñosos y de hacer buenas migas con los niños. Se trata de perros muy hogareños, nada nerviosos, y que no necesitan una preparación o actividad física especial. El caso es que estas estupendas características le convierten en un animal muy apreciado fuera de nuestras fronteras, donde se han adoptado muchos de ellos. Sin embargo, en España, todavía es uno de los canes menos elegidos como animal de compañía, aunque la labor de las asociaciones de protección animal va abriendo camino poco a poco en este sentido.

Quizá, con el tiempo y el trabajo y esfuerzo de los grupos de protección animal y de la sociedad, podamos cambiar la historia que contábamos al inicio de este reportaje y podamos decir: «...nacer en un cálido hogar, sentir el cariño de sus dueños, recibir atención sanitaria cuando está enfermo, retozar junto al calor del hogar en invierno y del frescor de la sombra y del agua en verano, morir dignamente una cálida mañana de otoño en los brazos de su dueño, que derramará cientos de lágrimas mientras dice adiós a su fiel amigo...».

Nota. Este artículo está dedicado a los miles de galgos que malviven en la oscuridad porque sus dueños les niegan la luz de una vida digna. ADDA está trabajando en colaboración con la asociación Galgos Sin Fronteras en una campaña de información y concienciación para fomentar la adopción de galgos y denunciar la situación en la que viven estos animales.


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