Las cajas de ahorro y su obra social- Heredoto

ADDAREVISTA 10

Las asociaciones defensoras y protectoras de animales tienen, desde siempre, un grave problema de financiación. Las Protectoras deben, en un mínimo de condiciones aceptables, cuidar de sus forzados huéspedes y las otras, las de defensa, llevar a cabo sus campañas de mentalización, denuncia y actividad divulgativa y necesitan, también, de un soporte económico para una mínima subsistencia.
Las cuotas de sus socios y los donativos que puedan recibir no resultan suficientes. En España se puede ser amante de los animales ¡que ya es mucho!, pero sacar del bolsillo algún dinero... Esto, ya es harina de otro costal. Existe un orden de primacías que, sin que haya corrido la voz, se halla bien establecido. Después de los gastos fundamentales y prioritarios de la familia y el hogar, vendrán los suntuarios, las buenas cenas, las salidas de vacaciones, los espectáculos, los deportes -ya profesionalizados y sólo como fuente de dinero-, los de relación social, de apariencia... y un largo etcétera. Y si queda algo... «como se es muy amante de los animales», pues se da alguna pesetilla. Pero aquí el rasero ya es distinto. Cantidades que ni se discuten para la nota de un restaurante, se hilan muy fino en el momento de ser entregados a alguna asociación de bienestar animal.

El panorama, si se compara con otros países, es desolador, ya sea por el número de asociados, ya sea por las cifras en que se mueven o, ya sea, por los legados que reciben. Sin un mínimo de soporte económico ¿cómo van a llevarse a cabo acciones, campañas o se va a tener dignamente un refugio? Siempre se tiene que recurrir a unos pocos -los mismos- que, desinteresadamente, sacan las horas y el dinero de donde pueden. Pero el trabajo hecho de esta manera se queda a merced del esfuerzo, de la buena voluntad y el entusiasmo, que, a la larga, no puede tener continuidad pero sí, al menos, agradecimiento.
Y en esta primaria penuria de peculio, dirigen su apurada solicitud de ayuda a estos grandes mastodontes, perdón: «Entidades Benéficas», que pueden pleitear «de pobre» y que se dedican a amasar millones con unos resultados contables cada vez más espectaculares. Porque estos señores, perdón, «Entidades Benéficas» -o sea Cajas de Ahorro-, no tienen dueño. Más claro: no reparten, beneficios. ¿Pues qué ocurre con todos estos miles de millones? 

La pregunta tiene una fácil contestación que se la dará cualquier alto empleado con una indulgente y comprensiva sonrisa:
-Es que todos nuestros beneficios van dirigidos a nuestra Obra Social.
-¡Ah! Ahora lo comprendo. Y, ¿en qué consiste su Obra
Social? »

-Pues verá- le dirá frotándose las manos acompasadamente, como si cantase el maitines en un convento- tenemos varias Fundaciones, publicamos libros, hacemos exposiciones (como más atípicas y extravagantes, mejor. Esto lo piensa pero no lo dice), llevamos cuadros -valiosísimos-, de aquí para allá.

-Ahora hemos dejado un poco -continuará diciéndonos- lo de los Hogares para Jubilados, porque, ¡la verdad!, era demasiado humo y dominó. Pero en fin, no paramos.
-Y ¿han pensado ustedes en incluir a los animales en su Obra Social?
-¡¿Qué dice?! ¿Animales?... (Si los animales no abren libretas de ahorro. Esto se lo calla, pero también lo piensa).
Pero, claro, como hay que quedar bien, aquí empieza la más alucinante recolección de frases que obran en archivos, para vestir la negativa (sic):

  • Primera. «Su propuesta es altamente interesante dado su contenido humanitario y social, pero lamentamos informarles que nuestro presupuesto ya está cubierto...»
  • Segunda. «Su obra es muy encomiable y les deseamos muchos éxitos en sus objetivos, pero lamentamos comunicarles que nuestras posibilidades de esponsorización están dedicadas, en estos momentos a los Juegos Olímpicos...»
  • Tercera. «Sentimos no poder complacerles este año toda vez que no ha sido posible incluirlos en la partida presupuestaria... (la solicitud del próximo año hallará la misma respuesta)».
  • Cuarta. «Conocemos el trabajo que realizan las asociaciones que, como la suya, pretenden sensibilizar para transformar tantos comportamientos erróneos en torno al medio, la naturaleza y los animales. Les sugiero se pongan en contacto con Don.. (El tal Don... nunca está asequible y cuando se localiza se despacha con argumentos de la 1ª a la 3ª)».
  • Quinta. «No, no es posible atender su petición. El sistema financiero ha limitado las posibilidades presupuestarias a las que, forzosamente, nos hemos de ajustar...»
  • Sexta. «A pesar del interés del tema lamentamos comunicarle que no nos resulta posible atender su petición. Tenemos el presupuesto totalmente comprometido. Nos sentimos muy honrados de haber pensado en nuestra Entidad...»
  • Séptima. «Por limitaciones presupuestarias no nos es posible subvencionar a su Asociación aunque reconocemos y elogiamos su labor. Nuestros objetivos corporativos también coinciden con ustedes...»
  • Octava. «Todo y tratándose de una finalidad tan loable como la de proteger y defender a los animales, el elevado nivel de compromisos adquiridos con cargo a nuestro presupuesto, no nos permite considerarles dentro del conjunto de las colaboraciones que tenemos establecidas. Les deseamos los mejores resultados en el trabajo que están llevando a cabo...»

Para que seguir. Ocho «perlas» de un collar que engarzan perfectamente en una negativa total y un claro desinterés por esta faceta del humanismo. Entretanto sus «impositores», en especial gente de avanzada edad que, a veces, tan sólo tienen como única y fiel compañía a su perro o gato, van aportando el dinero, a través de sus libretas de ahorro, ignorados y sin ser tenidos en cuenta a cómo, dónde y cuándo se invierten sus ahorros y los beneficios que éstos generan.


Relación de contenidos por tema: Legislación


Temas

Haz clic para seleccionar