Pascual Rovira, el apóstol moderno de los burros - Isabel Cidoncha

ADDAREVISTA 38

La Asociación para la Defensa del Borrico, ADEBO, tiene en la figura de su fundador, Pascual Rovira, uno de los mejores defensores de los burros en España. Esta es la historia de un hombre visionario al que, como algunos, nace un sentimiento, una vocación, un sacrificio y una continuidad en una ilusión que le hará pasar por un verdadero calvario de dificultades. Pero cuando se tiene una voluntad férrea, como él ha ido demostrando a través de los años, se superan las dificultades y se logra llevar adelante lo que en un principio fue un sueño. La vida de Rovira no ha sido fácil y continúa sin serlo. El primer tropiezo ya fue familiar, pues su padre tenía un establecimiento de lencería y novedades donde habita, en Rute: una población ubicada en la cordillera penibética cordobesa; región de una belleza extraordinaria. Pascual, al principio, tenía que compaginar su presencia en la tienda con su sueño e ilusión. Ya se puede imaginar como debía resultar para su familia esta repentina afición de su vástago, algo que, sin precedente alguno, sería considerado, con razón, de lo más chocante. Cuando la idea iba tomando cuerpo, y por tanto empezaba a ser conocida su localidad con el enaltecimiento del burro, la reacción todavía fue peor. De este noble, bello y sufrido animal que tanto bien ha hecho a la humanidad, se ha utilizado su nombre “burro” o “asno” de forma muy arraigada para, coloquialmente, referirse a personas rudas, incívicas, brutas y de poco entendimiento. ¡Cuánto desconocimiento e injusticia! Se puede imaginar, por tanto, el desagrado y rechazo de la ciudadanía. De repente, Rute era conocido como la población del burro, o de los burros y de los asnos, con la cuchufleta que esto conlleva.

Pero Pascual no cejó. Siguió adelante por su espíritu vivaz y emprendedor. Tenía una baza muy importante a su favor: España era una nación de mayoría labriega y rural que se abría a la modernidad también en los campos, en donde se introducía la maquinaria agrícola y se desechaba la fuerza animal que durante tantos siglos, forzadamente, había rendido su tributo de sustento y progreso a favor de la humanidad. Poco a poco caballos, mulas y borricos iban descendiendo en cantidad al ser sustituidos por el automóvil o el tractor. Donde hubo un mayor descenso de su cabaña fue con los burros; hasta tal punto que, de no darse la voz de alarma, la especie ya entraba en peligro de extinción. Rovira fue el primero que alertó sobre ello y, como buen comunicador que es, su mensaje fue difundido a nivel estatal y empezó a ser conocido y tomado en consideración.

LOS PRINCIPIOS

Pascual Rovira explica su compromiso con ADEBO y el origen de su afición borriquera: “un día escuché la noticia de que más de un millón de burros había desaparecido del planeta y decidí constituir la asociación”. Para ello intentó salvar las razas autóctonas que están en peligro de extinción y organizó la Primera Conferencia Internacional sobre el Burro “Compañeros de Camino” celebrada los días 18 al 20 de septiembre de 1992 (ver ADDA Defiende los Animales nº 10) a la que acudió el presidente de la Sociedad Mundial para la Protección de los Animales, WSPA, Sir Cameron Rugby, el entonces presidente del ADDA, Manuel Cases, y expertos de ocho países. Su Asociación, ADEBO, se hizo conocida y empezó a ser visitada por personajes importantes, incluso por la Reina Sofía. El nombre de Rute y el de sus representantes políticos comenzaron a sonar en los medios nacionales y la figura de Pascual Rovira empezó a ser reclamada, especialmente en las televisiones, debido a una plástica de la imagen dentro del conjunto del burro y su entorno. Al fin, los rutenses asimilaron que los burros también eran importantes y apreciaron en Pascual toda la brega constante que llevaba a cabo sobre el tema.

El uno de mayo de 1993 -pronto hará ya 16 años- Pascual Rovira pagó cerca de 40.000 pesetas (240 euros) por un burro, o “rucho”, que malvivía, casi ciego y desnutrido, en Rubite (Granada) en apenas cuatro metros cuadrados. Con el tiempo, Mandela, como así fue bautizado, se ha convertido en estandarte y símbolo de la asociación que Rovira fundó en Rute. “Es el típico Platero que puede mostrarse a los niños”- señala Pascual- “y con el que he tenido mayor comunicación”. Tanto es así que el burrito ha aparecido en platós de televisión, revistas internacionales y portadas de periódicos como el Wall Street Journal, que bautizó a Rovira como “El Caballero de Rute”, un hombre que sólo encuentra belleza en los animales de carga, ya que “los españoles tenemos fama en el exterior de ser muy toreros, algo que yo no comparto”, afirma este hombre, iznajeño de nacimiento, pero ruteño de corazón. Pascual se muestra muy satisfecho. “Hemos intentado que el burro sea un emblema de la paz”, afirma. Pero también se ha dedicado a otros menesteres como el rescate de asnos desahuciados: el primero fue el ya mencionado “Mandela”.

El Caballero de Rute es todo un experto en estos animales: les pone música, y afirma que además, les encanta. Según él, el burro es un animal ácrata y anarquista, al que no le gusta estar atado, que rebuzna en 20 tonos distintos, y que a pesar de su terca personalidad, “no es para nada estúpido”.

UNA PECULIAR CEREMONIA

Muchas personalidades han pasado por ADEBO, donde pasean en semi libertad medio centenar de burritos, y en cuya sierra ruteña se encuentra el Centro de Interpretación “Casa del Burro”. Ser militante borriqueño demuestra para Pascual, “todo un compromiso con la naturaleza, los burros, la cultura y la solidaridad”. Ese compromiso implica una ceremonia de bautismo del burro. La Reina Sofía, por ejemplo, que siempre se ha interesado por la asociación, es una gran simpatizante de este animal, ya que tuvo algunos en Grecia de niña. Ella fue la encargada de bautizar a Lluvia, nombre que escogió Doña Sofía porque hace unos años, cuando quiso visitarles en Rute, la lluvia se lo impidió. Otros burritos también fueron bautizados por personalidades como Antonio Gala o la Baronesa Thyssen. Además, los nombres escogidos para los burros no son aleatorios, sino significativos. En ese sentido, Siete soles, bautizado por Saramago, debe su nombre a un personaje de la obra “Memorial de un convento”, mientras que la entonces ministra de cultura, Carmen Calvo, dio nombre a Nirvana, cuando se conmemoraba el aniversario del Quijote. El bautizo del burro es realmente una ceremonia peculiar en la que se riega la cabeza del animal con anís, licor del que Rute es un gran y famoso productor. Alberti lo inauguró en 1990, y Cela también bautizó a un rucho llamándole Golondrina. Ese y otro bautizado por Alberti, Carabina, tuvieron descendencia, que regalaron a la Casa Real. Rovira afirma en plan de broma, que “con esa descendencia se ha conseguido la copulación literaria de las dos Españas que parecían irreconciliables”. Fue el célebre autor de “La colmena”, quien le trajo a sus amigos y dio a conocer a Pascual en La Zarzuela. Precisamente, dos burritos, Ruiseñor y Calandria, bautizados por la viuda de Cela, Marina Castaño, fueron regalados a los Príncipes con motivo de su boda.

RUCHOS VIAJEROS

Pero los burros de Rute también han viajado mucho. Fueron a China para formar parte de un espectáculo de la Fura dels Baus. Y también a Cuba. En 1997, Pascual regaló un burro llamado Revolución a Fidel Castro, porque el gobierno cubano pidió sementales a la Junta de Andalucía. “Es como llevar la revolución burrística a las yeguas mulatitas del caribe”, comenta. Sin embargo, no tuvo el mismo éxito con el entonces presidente Bill Clinton, pues con motivo de la celebración de una cumbre de la OTAN en Granada, rechazó un ejemplar que le regalaba a pesar de ser el símbolo de su partido demócrata, “Fue una lástima, porque de esa manera, hubiera entendido mejor el papel del burro en su partido”, lamenta Pascual. Siempre persona inquieta que vive única y exclusivamente por y para los borricos, ahora le gustaría acercar estos animales a los niños, “para que lo conozcan y aprecien desde la inocencia”. En verdad, tal como le bautizó un día Alberti, Pascual Rovira es un verdadero apóstol moderno de los burros.

EL FUTURO PRESENTE

Pascual Rovira, vivaz, amable, con chispa, ingenio y resolución, como ser humano no calibrará el montante de su obra pues el día a día de alimentar, cuidar y vigilar a sus queridos animales a los que ha dedicado toda su vida, quizás no se lo permita. Es un animalista “a pie de obra”; una obra que debe sustentarse con el “material económico” que requiere desarrollar cualquier proyecto. Numerosísimas han sido las visitas que ha atendido siempre con la amabilidad que le caracteriza, pero pocas quienes que conscientes de la importancia y trascendencia de esta realidad habrán pensado apoyar financieramente al sustento y la continuidad de ADEBO, pero no decidido. Al final, agotado por la jornada, Pascual hará recuento de lo que le queda, en los días siguientes y sucesivos, para continuar cuidando a sus queridos borricos. Las dificultades constatadas deberían hacer reflexionar que la generosidad es un bien escaso.


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