El desastre de Sarrión - Manuel Francisco Sincero

ADDAREVISTA 3

Los tristes sucesos del pasado mes de julio en la granja de pieles ZOVIMAR en la población de Sarrión, provincia de Teruel, pusieron en vilo a todos los amantes de los animales. En su momento los medios de comunicación informaron ampliamente de los hechos —con la premura que impone la noticia diaria— y ayudaron, de forma decisiva, a la solución de un problema que, por implicaciones jurídicas y falta de legislación al respecto, se presentaba con una gran complejidad. ADDA DEFIENDE LOS ANIMALES ofrece, ahora, un relato completo, cronológico y detallado de los acontecimientos en los que ADDA Aragón fue esforzado protagonista hasta que la Asociación de Protección de los Animales y la Naturaleza de Reus (Tarragona) ofreciese su inapreciable colaboración.

El pasado día 20 de julio aparecía, por primera vez en el periódico El Día de Teruel (avisados por el grupo ecologista Otus-Ateneo de Teruel), la noticia que en la granja peletera ZOVIMAR (Zorros, Visones y Marmotas) de Sarrión, en la provincia de Teruel, los animales agonizaban por abandono de sus cuidadores al hacer suspensión de pagos la empresa y dejar de satisfacer los salarios a los seis operarios contratados que decidieron, semanas más tarde, dejar de ir a trabajar. La granja se abastecía para la alimentación de los visones, zorros plateados, mapaches, zorros blancos y zorros azules, de desperdicios que, provinentes de los desechos de los mataderos de Sagunto, les suministraban carnes y despojos de pollos. El descontrol existente facilitaba numerosas fugas, especialmente visones —animal de gran voracidad— que atentaban, peligrosamente, contra el ecosistema para asilvestrarse y competir, eliminándola, la fauna autóctona. La cifra exacta de animales en peligro no se ha sabido con exactitud, ni se sabrá, pues mientras se habla de 5.000, parece ser que, con anterioridad, existían «salidas» de furgonetas con ignorado paradero; el mismo director reconoció haber entregado animales «a quiene se los pidiese. Si no tienen comida, al menos irles salvando».

Los sucesos tienen sus antecedentes, ya desde el principio de la constitución de la sociedad, en sus promotores: la Iglesia Adventista del Séptimo Día, que con el ánimo de obtener fondos para su causa captaron a numerosos accionistas valencianos. Con terrenos cedidos por el Ayuntamiento de Sarrión y la existencia de otra sociedad paralela a la de Zovimar, los problemas económicos fueron constantes. Ello condujo a que el director de la granja, Vicente Muñoz, se encontrase sólo con tres mensualidades pendientes de cobrar y sin alimento para los animales. ADDA DEFIENDE LOS ANIMALES ha tenido acceso a documentos que prueban las reiteradas solicitudes efectuadas en petición de ayuda y, a la vista de las constantes críticas que recibía, decidió no dejar entrar a más gente expresando «Yo soy un trabajador que no cobro y encima se me está tratando así». En otras circunstancias, más o menos normales, los propietarios hubiesen esperado cinco meses hasta la llegada del mes de diciembre para sacrificar a todos los animales, época en que las pieles ofrecen una mejor calidad para su aprovechamiento. Sin embargo, parece ser que no existía el menor irlterés por salvar la empresa. Para hacerse cargo de la crueldad que envuelve este comercio, tan sólo constatar que los sacrificios se efectuaban metiendo a los animales en una reducida caja cerrada a la que se le conectaba el tubo de escape de un automóvil, «es la forma más rápida e indolora». Copia de los métodos de exterminio nazi.

El dinámico grupo de ADDA Aragón, capitaneando por su Presidente, Luis Antonio (Tito) Sin Buil, conoció la noticia en pleno pirineo participando en una Andada Pirenaica reivindicativa y consciente de la gravedad de la situación, junto con su gente, abandonó de inmediato la marcha para trasladarse a Zaragoza, tomar contacto con los hechos y organizar las primeras acciones. Así pues el día 23 de julio al no poder entrevistarse con el Consejero de Agricultura de la Diputación General de Aragón (DGA), Sr. José Urbietá por encontrarse éste de viaje, se reunió con el Director Gral. de Producción Agraria, Sr. Cristóbal Herrero, quien, en una tensa entrevista, soslaya su competencia por tratarse de una propiedad privada y «recomienda» que por parte de ADDA se alimente a los animales. Vista esta posición, se procede a lanzar la voz de alarma a ADDA Sede Central de Barcelona, a los medios de comunicación, a los socios y simpatizantes.

En la Sede Central de ADDA se recibe la noticia a primeras horas de la noche y a partir de entonces se inicia una frenética actividad, contactando inmediatamente con la Sociedad Mundial de Protección de los Animales, WSPA, de Londres y lanzando una llamada general a los medios de comunicación españoles en petición de ayuda para que la noticia trascienda a fin de lograr una presión popular que obligue a hallar una rápida solución para detener la mortalidad que se está produciendo. Fue una larga noche de constantes comunicaciones telefónicas y de Fax.
Al día siguiente, 24, Tito y su gente se trasladaron a Sarrión para tomar contacto con la realidad: la granja se halla abandonada, se comprueba la magnitud del desastre, se toman fotografías, se recupera un cadáver, testimonial, de un visón y sin posibilidad de localizar al director ni en la granja ni en Sarrión, se presenta denuncia ante el cuartel de la Gurdia Civil de esta población. Conviene en este punto hacer varias aclaraciones al lector: Ustedes se preguntarán ¿cómo es posible que unos animales encerrados en unas jaulas no mueran todos al estar, durante días, privados de alimento? La explicación se halla que en las jaulas, donde habían varios animales, se produjeron casos de canibalismo y en la existencia de un sistema automático de abastecimiento de agua que continuó funcionando casi hasta el final. De vuelta a Teruel resultaron infructuosas las visitas al Juzgado número 1 —que ordenó el embargo de los bienes de Zovimar— por lo intempestiva de la hora, al Gobernador que se encontraba en Madrid y a la Delegación de la DGA. Y así las cosas se regresó a Zaragoza manteniendo contactos, nuevamente, con la WSPA de Londres y la Sede Central de ADDA en Barcelona.

El miércoles, en Zaragoza, día 25 de julio, Tito mantiene nuevas entrevistas con las autoridades de Aragón. Tras una larga espera se puede visitar al Consejero de Agricultura sin llegar a ninguna conclusión interesante, aparte de significarle la urgente necesidad de que Aragón tenga su ley de protección y se visita, también a la Consejera de Sanidad quien se inhibe manifestando que «como no se trata de un asunto de personas no tiene porque intervenir, ya que no existe riesgo sanitario». Bajo estas perspectivas se convoca una reunión de urgencia en la Casa de la Paz de grupos ecologistas, socios y simpatizantes a la que acuden gran cantidad de periodistas y la televisión. Por estas horas la noticia ya ha saltado al público en general: llamadas telefónicas de todas partes de España y extranjero, así como telegramas, van llegando a las distintas autoridades competentes que, sorprendidas, se ven abrumadas por la escalada que está adquiriendo el suceso. Y este mismo miércoles, día 25, aparece el Sr. Antón Maria Gavaldá, Presidente del Centre de Protecció deis Animáls i la Natura de Reus, quien enterado del caso después de largas gestiones telefónicas logró hablar con el director, Sr. Vívente Muñoz, preguntándole qué se podía hacer... «en como no venga con comida y gente, no se arreglará nada». Y así lo hizo: llegó con 500 kilos de comida y aquella misma noche ya de madrugada, Gavaldá, el director y su esposa, daban en primer alimento a los supervivientes después de seis días sin comer y al final, prácticamente, sin beber. Los animales en su afán de alcanzar el alimento se orinaban por la ansiedad.

Y así, se llega al jueves, día 26, en que ¡por fin! se reúnen el Sr. Juez, el Jefe del Servicio Provincial, Sr. Ángel Pumareta, el Alcalde de Sarrión y el veterinario. Se decide alimentar a los animales supervivientes durante ocho días con cargo a los presupuestos de la Diputación General de Aragón, en tanto la empresa no encuentre una solución. Para ello era preciso disponer de una orden judicial de entrada a la granja para el Alcalde, el veterinario y el personal que estos considerasen necesario. Obtenida esta orden aparece, por primera vez, el asesor fiscal y persona integrada en la empresa —y a la Iglesia del Séptimo Día—, quien manifiesta estar dispuesto a entregar los animales supervivientes a una Sociedad Protectora. Y a las 16 horas del mismo día ante un despliegue espectacular de medios de comunicación —radio, prensa y televisión— se procede con la orden judicial de entrada: aparece el director de la granja, el alcalde, la guardia civil, el veterinario y toda la prensa inimaginable. El director prohibe, no obstante, el acceso al periódico El Día, a los grupos ecologistas y a los miembros de ADDA Aragón. La propuesta de Gavaldá de retirar, con destino a su Centro de Acogida, todos los animales supervivientes es aceptada y como persona dinámica, contrata trabajadores para retirar los cadáveres, y cargar los animales en dos camiones, jaulas incluidas. Todos estos gastos, voluntariamente asumidos por la Protectora de Reus, ascenderán a más de 800.000 pesetas, situación injusta y que pone de relieve la dejadez oficial existente en España en todo a cuanto se refiera al bienestar de los animales. El ayuntamiento de Sarrión corre con los gastos de un capataz. Pero para ello hubo que vencer, además, las reticencias del veterinario que pretendía que las expediciones fuesen, cada vez, de unos cien animales lo que suponía un mayor esfuerzo económico y pérdida de tiempo.

Y con ello se iniciaba la solución —tarde pero efectiva— del problema, que finalizaba con el traslado de los animales al Centro de Acogida de Animales de Reus, perteneciente a la Asociación de Protección de los Animales y la Naturaleza, en donde, además, al entrar en Cataluña adquirían ya los derechos de la ley catalana. La Generalität de Catalunya —que tiene un convenio de colaboración con la asociación de Reus— estuvo previamente en contacto con ADDA Catalunya a través de su jefe de Medio Natural, Sr. Alex de Juan, y conjuntamente con la protectora de Reus, quedó bien claro que, una vez repuestos, sólo se entregarían a instituciones, grupos o personas que se comprometiesen a cuidarlos, no comerciar con ellos, y a esperar su muerte por causas naturales. Así pues los animales han sido donados, previa autorización de la Generalität, a quien ha demostrado suficientes medios y capacidad para custodiarlos. La triste cuenta final de supervivientes ha sido: 79 zorros plateados, 23 mapaches y 600 visones.

ADDA DEFIENDE LOS ANIMALES ha adoptado dos zorros plateados ya que estos animales, nacidos en cautividad, resulta muy difícil reintegrarlos en la naturaleza y con un convenio con la Presidenta Fundadora de la «Asociación Amigos de Canilandia», Sra. Conchita Bonet, se habilitará una espaciosa jaula en los amplios terrenos que posee en la Conrreria, muy cerca de Barcelona. Alli estarán como testimonio de una tragedia y recibirán el trato, el amor y el respecto que se merecen.


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