El tràfico de animales exòticos, un esnobismo peligroso.

ADDAREVISTA 6

Un equipo de la Agencia de Investigación Ambiental, EIA, acaba de realizar un largo y detallado estudio en Argentina; la más importante fuente proveedora de loros salvajes, capturados con destino al tráfico internacional. Se trata, de este lorito – el amazonia de frente azul – tan y parlanchín que estamos acostumbrados a ver de forma habitual. Pero… ¿conoce usted toda la trama que gira alrededor de este animal? ¿Sabe lo que ocurre hasta que pueda ser adquirido a través de un comercio?

El resultado de los hallazgos muestra un alarmante panorama del comercio ilegal, con una vasta extensión que envuelve una gran crueldad y alta mortalidad, amenazando la supervivencia de la especie. La EIA, con mucha experiencia en estos temas, ya informó de los problemas del comercio de animales salvajes en el Senegal, al oeste de Africa, en 1986. Cinco años más tarde y a pesar de la presión internacional en su favor, han llegado a la conclusión que poco ha sido el avance que se ha logrado para mejorar las condiciones de estas especies a la vista el manifiesto fracaso sobre lo mucho, o poco de lo legislado, ya sea a nivel local o internacional.

A continuación figura el relato detallado de este comercio desde el lugar de captura, en este caso Argentina, hasta su exportación: el equipo llegó en plena estación de caza, del Loro Amazónico de Frente Azul, una especie muy popular en los Estados Unidos y muchos otros países, entre ellos España, que es comercializado como animal de compañía debido a su inteligencia, bellos colores y facilidad en hablar. Esta especie, en los últimos cincuenta años, está siendo devastada a causa de la destrucción de su hábitat y su captura, para servir de animal doméstico. Cada año, más de 46.000 ejemplares están siendo exportados ilegalmente. Si la mortalidad que padece es muy considerable por el del comercio ilegal y la exportación, las consecuencias que implican para su población son, aún, mucho peores. Esta especie es la más manipulada entre el comercio Argentino y a través de los tramperos, que se les paga de tres a cuatro dólares por pájaro; el exportador cargará unos 100 dólares por loro. ¡Y el mismo pájaro será vendido en los Estados Unidos por 700/800 $ y en España entre 40/50.000 ptas.!

El loro amazónico hace sus nidos en las cavidades de unos árboles conocidos como y el sistema favorito de captura lo efectúan, simplemente: talando estos árboles, destruyendo así sus nidos y arrasando sus hábitats. Estos árboles sólo pueden ser utilizados como nidos cuando son centenarios y leñadores, la mayoría foráneos, emigrantes y aventureros, los talan para una doble finalidad: la conversión en carbón y la captura de los loros. Sin embargo estos árboles, tan llenos de cavidades por los nidos que contienen, tienen una rentabilidad carbonífera muy baja contribuyendo con su tala, tan solo, a la deforestación. Está claro que mientras se pueda seguir obteniendo ganancias, por mezquinas que éstas sean, se continuará talando árboles viejos ya sea para su madera o la captura de loros. Otra grave circunstancia responde a que al ser gente con poca experiencia, la mortalidad de los jóvenes loritos es muy elevada por falta de cuidados básicos y primarios.

Normalmente los, autóctonos del lugar, no talan los árboles: abren, cortando, una sección alrededor del nido y sacan todos los polluelos, volviendo, algunos de ellos, a sellar el árbol para el próximo año. Eso sí, no se escapa ningún polluelo de sus manos. Los mismos locales manifiestan que cada vez les resulta más difícil encontrar nidos que no hayan sido por los leñadores destrozando los lugares donde, por experiencia, saben que encontrarán los pájaros que les han sido robados.

Este año las lluvias han sido muy numerosas y el 20 o el 30% de los polluelos fueron encontrados ahogados en sus nidos. Un estudio sobre diez nidos, dio por resultados que los polluelos de tres habían muerto de predación natural y lo otros siete restantes, habían sido depredados por el hombre para su comercio. Después de quince años practicando sin tregua esta explotación para el comercio doméstico, los científicos dan la alarma pues la especie puede estar al borde de la extinción en la Argentina, lugar en donde era tan abundante, que se podían ver nubes de ellos. Ahora tan solo unos pocos se pueden observar. Para sobrevivir suelen estar agrupados en manada: así se protegen de sus predadores naturales y facilitan su alimentación; pero si la población decrece por debajo de cierto número de individuos esta de supervivencia resulta ya inútil. Además, con la constante captura de los polluelos, la población restante envejece y, sin jóvenes pájaros, no se puede reemplazar la crianza de esta especie.

Peter Knights, miembro voluntario de la EIA quien formaba parte de la expedición, manifestaba: "hemos visto miles de estos pájaros amontonados en la jaulas en ruta hacia los estados Unidos, Europa y el lejano Este, en tanto que en la selva, no hemos visto mas que una docena volando".

Como es lógico pensar, muchos de estos pájaros jamás llegarán a la tienda o al lugar de venta: su mortalidad es extremadamente alta en cualquiera de las etapas por las que deben pasar. Muchos pájaros ya mueren cuando el árbol es violado o por las deficientes condiciones empleadas en la bárbara forma de alimentación forzada a la que son sometidos los polluelos, demasiado jóvenes para alimentarse por ellos mismos. El traficante, que recoge los pájaros de los campesinos y leñadores, los agrupa todos juntos para la exportación. Los pájaros son alimentados dos veces al día con una papilla de maíz y arroz introduciéndola en su buche con la ayuda de envases de como único utensilio disponible a tal efecto.

La EIA filmó una sesión de alimentación forzada de 425 polluelos; seis de ellos murieron instantáneamente por introducirles la papilla en sus pulmones. Otros muchos quedaron temporalmente con convulsiones, moviendo desesperadamente la cabeza y soplando a fin de poder sobrevivir a la asfixia, pero, aún así, mas tarde morirán a causa de neumonía. Enfermedades como la "viruela de las aves" y la "enfermedad de Pacheco", son otros problemas puntuales de esta especie debido al amontonamiento y poca higiene.

Dos semanas más tarde, y a causa de todo lo anterior, al traficante de los 450 pájaros recogidos al campesino/ leñador solo le quedaban 375. Los primeros cincuenta fueron despachados hacia Taiwán en un viaje aéreo que representaba dos días de duración, vía Brasil y Africa del Sur. La tasa de mortalidad durante estos viajes es, también, muy elevada, dándose el caso de que compañías aéreas, como la Lufthansa, ya no admiten expediciones de animales vivos en sus bodegas. Se supone que deberían haber pasado un periodo de cuarentena antes de la exportación para prevenir enfermedades. Esto no se produjo. Hace dos años en una investigación realizada para comprobar la cuarentena de los 97.418 pájaros que supuestamente debían permanecer allí, ¡solo se encontraron 197!: los pájaros volaban libres mientras ratas muertas permanecían en el suelo de la jaula. Y lo que es más: la llave de la sala que significaba esta cuarentena ¡estaba en el bolsillos del exportador! En tanto el responsable del gobierno firma los certificados de sanidad estando los pájaros ya sea en manos del exportador o en el aeropuerto sin ninguna clase de inspección.

La forma de comercio del loro Argentino ha sido adaptado con nuevas normas administrativas y el establecimiento de cuotas. Pero la EIA ha podido comprobar que de bien poco han servido y que una serie de pasos y trámites que deberían cumplirse, no se corresponden, en absoluto, con la realidad: ni los certificados veterinarios que se firman, ni la cantidad de pájaros, que son fácilmente ocultados, se corresponden con la verdad. Las aduanas argentinas estiman que tan solo una cuarta parte del comercio de especies es declarado legalmente.

También, para evitar, impuestos locales y controles, se aprovecha la documentación para incluir a otros pájaros, cazados ilegalmente con trampas. Corruptos oficiales locales son sobornados para proveer de los certificados de origen necesarios de otras especies capturadas en otros parajes incluido pájaros que no existen en aquella provincia ni en toda Argentina. Los países vecinos tampoco se escapan de las maniobras de los exportadores de aves: Bolivia, Paraguay y Brasil han prohibido este comercio para, así, poder proteger su fauna salvaje; sin embargo, el comercio que se realiza en Argentina, permite que gran cantidad de esos pájaros, a través de esta vía, puedan ser introducidos en el mercado internacional. La EIA ha descubierto la principal ruta de este contrabando: vía Yacuiba – en la frontera de Bolivia – los pájaros son llevados desde el norte de Bolivia , en tren, hasta cerca de la frontera, y desde allí pasados de contrabando por ciertos puntos hasta llegar a Buenos Aires en donde los traficantes los exportan a Estados Unidos y Europa.

A los mismos componentes del grupo EIA, que se hicieron pasar por comerciantes, les fueron ofrecidas especies de Argentina, Bolivia y Brasil. Les dijeron que para toda la burocracia en Argentina no. Aún después de haber sido detenidos en numerosas ocasiones, conocidos comercialmente continúan usando ilegalmente, u olvidando, los permisos internacionales. Existe un numeroso grupo de compañías ficticias e interpuestas, que han aportado gran número de embarques ilegales.

El Director de EIA, Dave Currey, que trabajó intensamente en el descubrimiento del tráfico ilegal de marfil ha dicho: Igualmente, al igual que se hizo con el mercado de marfil, el Secretariado de CITES ha insistido, recientemente, en que todos los certificados de loros provenientes de Argentina deben ser verificados rigurosamente por ellos. Las nuevas autoridades en Fauna Salvaje han intentado limitar el comercio de algunas especies, pero se encuentran con que están muy débilmente reguladas, no tienen gran efecto y no se dispone de medios. Poco pueden hacer para combatir la influencia política y los contactos internacionales de los poderosos comerciantes, que además ya se están organizando para extender el comercio hacia otras especies. Los ecologistas argentinos, que se han opuesto a este comercio, se han encontrado con una serie de amenazas de muerte; la conclusión está bien clara: necesitan urgente ayuda para proteger sus pájaros y los de sus países vecinos. Lo que hace posible para que este comercio continué, es la compra de estos pájaros por los Estados Unidos, Europa y otros países. Se debe acabar con esta demanda, y debe ser ahora, si es que existe, todavía, alguna posibilidad antes de que sea tarde para ésta y otras especies de pájaros.

(Agradecemos la información recibida del Animal Welfare Institute. AdlA).


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